¿Tanto, es necesario? Aunque Coco se vea feliz, ¡claro que no!

En esta cultura que trata de imitar todo lo que sucede en las películas y que tiene casi todas las necesidades implantadas, existe el gravísimo problema de la cantidad. No importa si es comida, un auto, una colección de libros, un sistema de audio, una fiesta, una relación, un paquete de telefonía, una casa, siempre deseamos tener todo más grande y poderoso.

Se nos ha instalado en el cerebro que para disfrutar la vida necesitamos que todo sea enorme y más rápido, pero pocos nos detenemos a pensar.

¿De verdad necesitas que tu celular tenga internet, tele, música y todas esas monerías que casi nunca vasa usar? La realidad es que no.  En mi caso personal aprendí que tener internet en el teléfono es innecesario, caro y casi nunca lo uso, así que lo cancelé. Lamentablemente mi cel, todo fino y de tecnología avanzada y todo eso que nos venden, quedó como lo que es: un teléfono. Y no necesito más.

Ese godzillezco estéreo nuevo tiene unas bocinas del tamaño de tu hermana y 1 millón de giga watts de salida. Ah, y también tiene foquitos por todos lados. Se ven impresionantes. Pero ¿realmente necesitas todo ese ruido? ¿No preferirías fidelidad antes que estridencia?

Hablando de electrónicos. ¿De verdad necesitamos televisiones de 62 pulgadas? Gastan demasiada energía, generan un calor insoportable y no se ven mejor que la de una de 32.

¿Y qué me dices de la comida? Por cinco pesos más nos ofrecen crecer el tamaño de las papas (cubiertas de paro cardiaco y espolvoreadas con obesisdad) y un mega tanque de refresco (adicionado con vitaminas, diabetes y gastritis). Y el pensamiento es «más valor por tu dinero», aunque solo te estés perjudicando.

En los años 70’s la porción grande de las papas a la francesa de McDonald’s, es la pequeña de ahora. La hamburguesa grande de antes, es la chica de hoy.

¿Quién paga este crecimiento? El algún lugar deben quedar los recursos y costos necesarios para que una televisión de 62 pulgadas esté en tu casa, para que un plato de comida sea gigante y para que los autos sean mucho más grandes y extremos.

Todo esto que vivimos es una locura porque estamos en un sistema ficticio, insostenible y que en algún momento se romperá. Ya ha roto millones de vidas, voluntades y carteras. No me quiero ni imaginar lo que va a suceder cuando ya no se puedan producir más teléfonos como en Foxxcom o más trigo o arroz para alimentar a todo este sobre poblado mundo.

Poco a poco, gracias a los noticiarios, nos vamos enterando de cómo están funcionando las cosas. Y la realidad no es linda. Para que tengamos un celular o una computadora, hay miles de personas que trabajan en esclavitud y hay muerte involucrada. Deberíamos ser conscientes de ello todo el tiempo, pero la publicidad sólo se enfoca a señalar la gran experiencia de poseer. En verdad es triste.

La mercadotecnia y la competencia entre corporaciones nos induce a pensar que una vida exitosa y plena es la que está llena de todo lo mejor, lo más grande.

Hasta donde me quedé, una vida plena es la que está llena de experiencias, cariño y enseñanzas.

Es por eso que este artículo está dedicado a la C de Cantidad, porque es un recordatorio de que menos es más, siempre.

Es necesario cuidar la cantidad de lo que nos rodea, porque ello nos hace conscientes del entorno y de lo que se necesita para que estemos bien. Demasiada televisión, comida, amor hacia la pareja o amigos, libros, música y todo lo que hacemos, sólo repercute en cultivar el egoísmo y el apego.

Y creo que el mundo está saturado de ellos.

—–

Nota choco budista: El budismo es llamado El Camino de en Medio por los estudiosos. Demasiado desapego, ayuno y meditación, llevan a la locura o a la muerte. Demasiadas posesiones llevan a un estado mental de insatisfacción absoluta.  Si nos mantenemos en balance entre lo que necesitamos y lo que deseamos, la vida será mucho más tranquila y fácil de llevar.

Reconocer que estás siendo extremo en algo y detenerte antes de actuar se relaciona con Visión y Acción Correcta, que son parte del Camino Óctuple, que te lleva a una vida tranquila.