«La lógica claramente dicta que la necesidad de muchos es más grande que la necesidad de algunos o de uno.» Mr. Spock, Starfleet

No voy a repetir lo que se ha estado diciendo estas dos semanas sobre la tragedia en Monterrey. Es suficiente recordar que las lluvias desatadas por el huracán Alex destrozaron la ciudad.

Nuevo León ha probado ser un estado que sabe levantarse magistralmente y con la frente en alto, pero lo que me hace trizas el corazón es que muchas personas aprovechan la catástrofe y la desesperación para enriquecerse.

Sí, estoy hablando de los especuladores de agua. Agua, que es un derecho humano básico y que todo el planeta Tierra debería tener acceso a ella.

A pesar de que me gana el coraje y me molesta mucho, lo único que puedo pensar es en la pérdida de humanidad.

¿Qué clase de persona tienes que ser para no ver el dolor y la desesperación? ¿Qué pasa por tu mente  para no ayudar sin importarte el dinero?

La ambición es un sentimiento tan poderoso que borra, de una sola pasada, a todo lo que nos vuelve humanos.  Son personas que se aferran tanto al dinero que no pueden ver que hay necesidad, que existe un estado de emergencia en el que sólo tienes que responder para que los demás salgan adelante.

En fin, no voy a hablar mal de estas personas porque, en general, no hablo mal de la gente.

Lo único que digo es que deseo que las cosas les salgan siempre bien para que nunca tengan la necesidad de pedir agua.

Y les doy gracias. Sí, aunque sea paradójico, les agradezco mucho porque me recordaron la enseñanza de Los Tres Venenos que seducen la mente y generan mucha maldad.

Los Tres Venenos
En el budismo existe la convicción de que el sufrimiento viene de tres toxinas mega poderosas que distorsionan la realidad y que generan adicción. Justo por su nivel de toxicidad mental se llaman Los Tres Venenos, que siempre vienen juntos.

¿Recuerdan a Gollum, de El Señor de los Anillos? Él es el perfecto ejemplo.

1. Avaricia. Es un sentimiento de pasión en el que el apego a algo o a alguien se convierte en una carga para la mente. Siempre es acompañado por el deseo y la lujuria. Dejamos de vivir, de entender y de mejorarnos porque lo que nos mueve es una fuerza externa, como el dinero o el poder.

2. Ira. El enojo y la ira llegan cuando no podemos cubrir nuestra avaricia. Este sentimiento siempre saca lo peor de nosotros y hace que reaccionemos de una manera que afecta a todos, siendo uno mismo la principal víctima. La ira siempre dispara el odio y la aversión, que nos hacen rechazar lo que no complace al ego.

3. Ignorancia. Este sentimiento no se refiere al nivel de escolaridad, sino al hecho de ignorar la realidad. Es la base de la pirámide de los tres venenos y es el sentimiento más peligroso porque si lo cultivamos, generaremos avaricia e ira.  La ignorancia nos cierra los ojos y pinta una realidad que nos conviene sólo a nosotros, nos hace creer que una necesidad personal está por encima de la necesidad de muchos.

Los Tres Venenos siempre funcionan al mismo tiempo y son tan seductores que llegan a ser adictivos.

Y quizá el tener más dinero por la especulación de agua y comida, llena un gran vacío y carencias, pero al final, el estar abrazados al dinero nos lleva al sufrimiento y al dolor.

Ok, estas personas hicieron dinero extra, pero ¿qué va a pasar cuando se termine la emergencia? Cualquier cantidad de dinero que hayan hecho, no durará para siempre.

Por el contrario, el sentimiento de tristeza, impotencia e injusticia que generaron, durará por muchos años en el corazón de los afectados.

Si me preguntan a mi, yo prefiero dormir tranquilo y pensar en mi próximo artículo, que ganar dinero aprovechando el dolor de los demás.

Pero ese sólo soy yo, un pequeño Choco Buda.