Esta semana publiqué un artículo sobre gratitud dentro de la serie El Abecedario del Chocobuda y la respuesta de los lectores fue muy buena.

Quien está agradecido soy yo porque este blog lo publico para mi, principalmente. Mi vida se ha caracterizado por el aprendizaje y por el movimiento, así que el camino budista y minimalista me queda perfecto porque me da la oportunidad de entender y tomar lo que la vida me ofrece.

Claro que, como todo un buen cabeza dura, a veces las lecciones llegan un poco tarde.

Estar agradecido con todo lo que soy y lo poco que poseo es algo que no he tenido toda la vida. Lo aprendí a golpes que me bajaron de las nubes hasta poner los pies en la tierra. He hablado mucho de que debamos estar agradecidos, pero ¿de qué puedo dar gracias?

De todo. Desde la evolución, pasando por todas las personas importantes de la historia, hasta llegar al amor de mi vida.

El estar consciente de que no soy la única persona en el universo y que hay todo un sistema de situaciones y personas que trabajan tras bambalinas para que hagan posible mi existencia, me centra en mi realidad, me enseña lo pequeños y frágiles que somos; pero también veo lo complejos y fuertes que somos como especie.

Estar agradecido es una actitud que nos vuelve más compasivos y atentos a las necesidades de los demás.

Vale la pena.