Juicio

Sacar conclusiones adelantadas, criticar a alguien y generar historias en nuestra mente sobre cosas, personas y situaciones, se llama juicio.

El juicio es la evaluación de la evidencia que encontramos (por ejemplo la vestimenta de alguien), y tomamos una decisión con estos datos recabados por nuestros ojos y puede ser un muy buen aliado para la auto mejora y llevar una mejor relación con el mundo que nos rodea.

El problema con los juicios es que, por lo regular, los sacamos con motivos no muy nobles, como por ejemplo la crítica.

A la mayoría de nosotros no nos gusta ser juzgados. Si practicamos Atención Consciente, es decir, abrimos nuestra mente y ponemos atención, no daremos cuenta que a nadie nos gusta ser juzgados.

Eso sí, somos los primeros que criticamos el vestido o el auto de alguien, pero no nos toquen porque entonces los juicios sí son malos.

Cada juicio que emitimos también trae consigo un elemento desagradable. Siempre. Y esto es porque los juicios y críticas siempre tienen una calidad de insulto, lo quieras o no.  Esto es debido a que nos hemos enseñado a enfocarnos en lo malo, convirtiendo esta práctica en un hábito dañino.

Por supuesto, en esta práctica entra el chisme, que es la socialización del juicio que tomaste.

Y no me malinterpretes, criticar a algo o a alguien es de mucho valor, siempre y cuando hagas un balance entre los puntos buenos y los malos de una persona y el juicio sea emitido con voluntad de ayudar, de aportar. Algunos lo llaman crítica constructiva, aunque no estoy seguro que siempre lo sea.

Juzgar es un hábito mental y con frecuencia es una actividad del pensamiento muy profunda. ¿Te has preguntado cuánto esfuerzo mental se te va cuando juzgas, criticas o consumes chismes?

Ejercicio rápido de menos de 1 minuto

Voltea a ver a la primera persona que encuentres. Critica todo lo que puedas: su ropa, su teléfono, su auto, su computadora. Hazlo pedazos en tu mente y pon atención a las reacciones de tu cuerpo.

Ahora mira a otra persona y distingue sólo cosas buenas y entierra las malas. Mira lo bien que combinó los colores, piensa en el tiempo que invirtió peinándose, considera el trabajo y esfuerzo que le costó tener ese auto o teléfono.

¿Listo? Para terminar, compara esas dos experiencias. ¿Cuál te hizo sentir mejor? ¿Con qué actividad tu cuerpo se relajó y no puso tensos los músculos?

Cuando criticamos y lanzamos chismes, nos enganchamos en una actividad negativa que es muy seductora porque parece darte poder sobre otra persona. En realidad lo que estamos haciendo es provocarnos sentimientos negativos hacia nosotros mismos y el cuerpo lo resiente.

Al emitir juicios y criticar los músculos de la cara se endurecen y los hombros se tensan. ¡No me creas a mi! Pongan atención a su propio cuerpo.

Mi pregunta es: ¿qué necesidad tienes de generarte más tensión?

Si vemos todo esto de forma práctica, le conviene más a tu cuerpo y mente enfocarte en las virtudes que en explorar los errores y defectos.

Tomar juicios es parte de la naturaleza humana. Es la actividad mental que nos hacía distinguir el peligro de la calma cuando comenzábamos a poblar el mundo.

Sin embargo, el hacerlo de forma negativa tiene un precio alto que se va acumulando con el tiempo y nos vuelve negativos, y creo que eso a nadie le hace bien.