Este fin de semana tuve una muy interesante experiencia en la Feria Internacional del Libro y se las comparto.

Antecedente

Primero y antes que nada, para este punto sabrás que estoy siempre en contra de los métodos mágicos y de medicina alternativa que pongan en riesgo tu salud o tu integridad. Y la Dianética o Scientology cae justo en ese mundo.

Existen muchos artículos que dan datos mucho más duros sobre el culto de L. Ron Hubbard y los pueden ver en lugares importantes como en Times, así que no discutiré el porqué es un gran engaño y tan peligroso.

Es suficiente saber que la Scientology (no hay un término en español adecuado), clama ser una ciencia y no lo es, basa sus creencias en una obra de ciencia ficción, destruye familias, exprime tu dinero y, en algunos casos, lleva al creyente al suicidio.

La manera en la que jalan «clientes» a su credo es por medio de la venta de libros y una prueba de estrés mediante un aparato llamado E-meter, presentado aquí abajo:

Esta máquina pretende medir el estrés cuando el sujeto toma los dos electrodos, uno en cada mano y por medio de la presión que uno ejerza en ellos, el intercambio de iones entre la piel-humedad-metal y el flujo de electrones en nuestro cuerpo; una aguja bailarina se mueve toda hasta el lado derecho del lector. Más info aquí.

Con los electrodos en mano, el representante dianético hace una serie de preguntas tendenciosas como ¿Odias tu trabajo?, o ¿Qué cambiarías de tu cuerpo?. En ambas cuestiones claro que hay una respuesta emocional y una actividad cerebral que registra el E-meter. Ahí lo que importa es el tipo de preguntas y la interpretación del representante dianético, que siempre lleva a concluir que tu vida es un asco y que la Scientology tiene la solución.

La experiencia

Con estos elementos como antecedente que cualquier escéptico consumado como yo sabe, iba yo muy feliz caminando entre pasillos de libros e inteligencia rumbo a una conferencia de prensa, cuando una mujer muy sonriente me interceptó y me preguntó si quería haceme gratis una prueba de estrés.

Al ver el stand y los banners gigantes que decían Dianetica, claro que acepté con una sonrisa de oreja a oreja.

Me sentó en una silla y en la mesa estaba el E-meter, que tiene toda la apariencia de un instrumento de ingeniería y precisión. Se parece mucho a un amperímetro.

Tomé los electrodos y me explicó que me iba a hacer una serie de preguntas. Si la aguja se movía todo hasta la derecha, mi vida era un asco y necesitaba aceptar la existencia de Xenu (mente alienígena, devoradora de mundos), y comprar varios libros.

Acepté de buena gana.

-Piensa en tu trabajo, ¿qué no te gusta de él?-, preguntó.

Y pensé en la libertad, el rango de movimiento, la sencillez y lo frugal de mi esquema de negocios. Siempre hacen falta un par de clientes más, pero no me quejo. Logré romper el grillete de la vida corporativa hace años. Mantengo dos blogs y dos podcasts. Soy escritor. El camino freelancer es lo que siempre busqué. Así que por más que me esforcé, no encontré nada que genere tensión.

La aguja del E-meter se movió como un milímetro a la derecha.

Con una sonrisa, la edecán dijo:

-Quizá el trabajo está bien, pero ¿qué tal las cosas en casa?

Mi mente viajó a casa. Pocos muebles, paredes limpias, sin saturación. Por las mañanas huele a café fresco y cuando medito huele a incienso. Siempre hay comida en el refri (nevera, para mis amigos en España). Puedo tomar una siesta después de la comida. Seguro, mis vecinos armonizan mis mañanas con narco corridos, pero no es nada que mis viejos audífonos no tapen con un poco de jazz. Todo bien.

De nuevo, la aguja no se movió.

Con un poco de frustración, la mujer me preguntó:

-¿Qué no te gusta de tu cuerpo?

Estoy contento como soy. Algunos kilos menos serían bienvenidos, pero mi salud está en muy buenas condiciones. La aguja se movió un milímetro.

-Piensa en el futuro. ¿Ya sabes qué vas a hacer en tu vejez?- Inquirió.

Y de nuevo busqué en mi mente. No tengo idea qué va a pasar en el futuro. No sé si voy a despertar mañana. Mi único plan es cambiar mi celular porque el actual ya no funciona. Me importa sobre manera que llegue la noche de hoy para leer porque mi libro está muy bueno (Gauntlgrym, de R.A. Salvatore). Ah, y comer mañana. Así que no tengo estrés por el futuro.

La edecán se mostraba frustrada al ver su E-meter sin moverse y como que ya no tenía mucho más qué preguntar. Así que le ayudé.

-A ver… Me estresa la ignorancia en México.- Dije.

Y la aguja se movió sólo un poco a la derecha.

-Me estresa el mal gobierno mexicano, la televisión abierta, el maltrato animal.-

Y la aguja se volvió a mover. Me estaba divirtiendo mucho, pero la mujer no estaba ya de muy buen humor, así que solté los electrodos.

Sonriendo le platiqué que soy budista y que la meditación es parte de mi día. Que veo las cosas como son, que trato de estar siempre atento de mis emociones y reacciones y que mi relación con el mundo es muy simple: acepto la vida por lo que es.

Ella sonrió y me dijo que las personas que meditan son así. Que nada les estresa, pero que siempre hay algo que nos hace infelices.

Y bueno, básicamente terminé yo explicándole los beneficios de la meditación.

-Como tú ya eres avanzado en técnicas de la mente, te recomiendo estos libros.- Dijo, y me mostró 4 volúmenes muy bien diseñados que prometían mi superación máxima. Lástima que mi cartera no caiga víctima tan fácilmente de este tipo de cosas.

Por cortesía tomé algunos folletos y me despedí de ella. Ya se me acababa el tiempo para ir a mi conferencia de prensa.

Conclusión

Independientemente de mi postura hacia la Dianética y todo su rollo de woowoo (término para designar a los engaños y mentiras de fe), tomé consciencia de muchas situaciones:

Estoy donde quiero estar.

Estoy feliz de ser como soy.

Hay problemas y situaciones malas en mi vida, pero no me clavo en ellas, mejor las resuelvo.

No tengo estrés.

Una mente tranquila, es una mente fuerte y decidida. Es muy difícil ser manipulado y conducido hacia engaños cuando vemos las cosas como son.

Pero sobre todo, comprobé una vez más los beneficios de la disciplina y el entrenamiento en meditación.

Ya sé que suena a comercial por el taller que estoy armando, pero independientemente de que lo tomes o no, de todo corazón, te recomiendo mucho entrar de lleno a la meditación.