Uno de los valores más grandes del budismo es el amor gentil o metta, en sánscrito.

A pesar de que suena más a un valor hippie en estos tiempos, la práctica de metta es mucho más vieja que el budismo y los antiguos hombres santos de India y Nepal lo predicaban hace cerca de 3,000 años.

En pocas palabras, el amor gentil es el deseo incondicional para que todos los seres vivos sean felices.

Sé que podría parecer tonto e ingenuo, pero el amor gentil es la única cura contra el odio, el miedo y la desconfianza que vivimos en estos tiempos.

Sentir metta por todos los seres vivos es una tarea muy dura en nuestra cultura porque desde chicos se nos entrena a sentir envidia, a desear y poseer, a destruir por lo que queremos. En esta cultura está bien «desquitarse» y tomar venganza cuando alguien se interpone entre nosotros y lo que deseamos.

Esto me parece espantoso, pero así es como funciona y no es hasta que crecemos cuando tenemos elementos para ver la vida de otra manera.

El desarrollo del amor gentil no es ser ingenuo y poner la otra mejilla. Tampoco es una posición hipócrita en la que sonreímos pero odiamos en silencio.

Metta es amar y ayudar a todos los demás, interesarse un poco en que todos los seres vivos tengan oportunidad de ser felices.

¿Cómo lograrlo?

Primero que nada, hay que sentir amor por uno mismo. Estos días he estado analizando los muy fuertes problemas de auto estima que tiene nuestra sociedad y puedo decir que es el origen de muchos males.

Como ejemplo puedo nombrar todos los comerciales de televisión y en revistas que te gritan Envejecer es malo, es indigno. Hay que luchar contra ello; o Debes odiar tu cuerpo, por eso tienes que cambiarlo. ¿Desde cuándo nos empezamos a odiar por tener canas y arrugas? ¿No sería mejor vender una crema de belleza que te diga porta tus canas y arrugas con orgullo?

El amor gentil, el filial, el de pareja y hasta por una mascota, comienza cuando nos queremos a nosotros mismos. Cuando desarrollamos seguridad y vemos de frente, con sonrisa amable y con sabiduría.

Cuando desarrollamos esta conciencia por nuestras cualidades y estamos al tanto de nuestros errores y áreas de mejora, estamos listos para poder dar amor incondicional.

Todo el odio, la envidia y discordia que podamos llevar en el corazón se van a desvanecer en el aire cuando comprendemos la compasión y nos esforzamos porque los demás estén siempre bien.

Practicar el amor gentil por todos los seres vivos nos da un sentimiento de dicha y de satisfacción que nada en el mundo lo puede reemplazar.

Llegar a la práctica de amor gentil es un camino duro que comienza viendo hacia adentro de nosotros mismos.

A pesar de que el budismo no celebra nada en diciembre, es cuando todo el mundo hace una pausa para sobrellevar el invierno.

¿Porqué no usar esta pausa para tener al menos 2 días de calidad con nosotros mismos y comenzar a entender todo lo que dice este artículo?

El desarrollo de metta es uno más de los beneficios que trae la meditación.