No pienso repetir la noticia que nos está apretando el corazón, destrozando la dignidad y que ha causado una cicatriz inmensa en la mente colectiva de México.

Lo único que puedo hacer es pensar que todo esto tiene remedio y que la solución no es exclusiva del gobierno. Es una responsabilidad compartida que necesitamos asumir.

Necesitamos entender que las cosas han llegado hasta este punto porque lo hemos permitido. Por nuestra indiferencia, por promover la corrupción, por consumir drogas, por no trabajar, por no superarnos, por no estudiar, por quejarnos sin proponer nada.

Las cosas están así porque no votamos, porque vemos el soccer y las telenovelas en lugar de leer y cultivar la inteligencia. Escuchamos narco corridos en los que se ponen como héroes a las mismas personas que son capaces de actos de terror. Compramos cosas robadas. No educamos a los jóvenes con retos ni disciplina. Somos laxos, muy laxos en la disciplina.

No pensamos que cada acto de egoísmo, cada peso que robamos, cada semáforo que nos pasamos, cada clip que robamos de la oficina, cada mentira que decimos, cada traición y venganza que comentemos; todo esto destruye un poco más al país, a la humanidad. Creamos el desierto en lugar de un bosque.

Ya basta. 

Pero no lo digo por el gobierno ni por las autoridades.

Lo digo por ti y por mi. Es hora de entender que necesitamos cambiar y meternos en la cabeza que no sólo somos mexicanos, si somos parte de la raza humana. Todo lo que hacemos repercute en los demás.

Necesitamos tomar la bandera de la honestidad, del trabajo, de la inteligencia y usar el dharma como medio para cambiar al mundo.

Entendamos que los Preceptos del budismo no sólo aplican para India, Japón o Tibet. Aplican para la raza humana.

Nunca antes los Cinco Preceptos habían tenido tanto sentido en mi vida.

Acepto no tomar la vida de ningún ser vivo. Practico la compasión y la ayuda hacia los seres que lo necesiten. Soy comprensivo y cariñoso con toda la humanidad.

Acepto no tomar nada que no se me ha dado libremente. A cambio, practico generosidad. Doy aunque no tenga para mi. Doy porque la montaña más dura se resquebraja con un acto generoso.

Acepto no tener una mala conducta sexual. Ya basta de sexismo y violencia entre géneros. Soy amoroso, honesto y dulce con mi pareja. No traigo más gente a este mundo, que ya es un lugar insostenible.

Acepto no hablar con mentiras. Mejor soy honesto en mis intenciones y mis palabras. Soy amable con todo mundo, aun sabiendo que sus intenciones no son las mejores. Hablo de manera clara y siempre con amabilidad de por medio. No critico, no agredo. Propongo y actúo siempre en beneficio de los demás. Pienso antes de hablar.

Acepto no nublar mi mente con sustancias tóxicas. A cambio siempre tengo una mente clara y limpia, lista para comprender la realidad sin apegos y ver las cosas como son. Cultivo mi mente con meditación y educación que jamás termina. NADIE debe consumir drogas. Punto.

Vivir con estos preceptos, seas budista o no, hará siempre que tengamos un país y una realidad mucho más cómoda.

Ya basta. Es hora de trabajar, de buscar ser mejores, de estar informado y de prometerme nunca, nunca dejar de aprender y cultivarme.

Ya basta. Es hora de olvidar la pereza y educar a nuestros jóvenes con valores, cultura, civismo y disciplina.

Ya basta. Es hora de ser los mejores mexicanos de la historia, porque en esa medida tendremos la autoridad moral para exigir que el gobierno haga su trabajo.

Ya basta. Es hora de levantar la cabeza y olvidar el miedo. Ni los narcos, ni el gobierno tienen tantas balas para detenernos a todos.

El día de hoy digo todo esto y me comprometo seguir estos preceptos e ideas hasta la muerte.

Porque tomar acción inteligente es la única medicina para curar todo esto.

¿Quién se suma? ¿Me acompañas a curar a México?