El motivo principal de la creación del budismo es la enseñanza de las Cuatro Nobles Verdades, que son la base para comprender cómo funciona la vida y terminar el sufrimiento o dukkha, en pali.

No importa cuánto nos escondamos de él y cuánto intentemos enmascararlo, el sufrimiento es parte de la vida y estamos muy acostumbrados a luchar en contra y a generar tal resistencia que, irremediablemente, terminamos sufriendo más.

Crecemos con la creencia de que la vida tiene que ser perfecta todo el tiempo. Nos educan para alcanzar el cáliz sagrado y vivir felices por el resto de nuestros días, evitando y ocultando el hecho de que no todo en la existencia es satisfactorio y nos llena plenamente.

Dicen los cuentos infantiles «y vivieron felices por siempre…»

Así como hay alegría, felicidad y risa; también existen la tristeza, las lágrimas y el dolor.

Por supuesto, las causas para el sufrimiento son muchas y las podríamos atribuir a factores externos como la economía, enfermedad, otras personas y hasta al clima.

Pero si quitamos esta capa de argumentos, nos queda un factor muy importante y que nunca aceptamos de buena manera: sufrimos por egoístas.

Pensamos que el cosmos tiene que funcionar como queremos, como resulta en nuestras fantasías. Deseamos que la gente cambie a nuestra conveniencia, nos manifestamos en contra de lo que no nos satisface. Huimos de la realidad que nos desagrada. Repudiamos lo que no nos adula.

Nos resistimos al cambio y al hecho de que la gente piensa de manera distinta. Nos sentimos ofendidos por las distintas preferencias, ideologías, culturas, grupos étnicos y colores de piel.

También decimos frases como:

¿Porqué me pasa esto a mi…?

¡No me puedes hacer esto!

Tengo mucho frío.

Yo no merezco esto.

En nuestra pequeña mente estamos seguros de que el universo gira en torno a nosotros. Yo, yo y más yo. Entonces cuando las cosas no salen como creíamos que saldrían, sufrimos.

Nuestros apegos y aversiones nos llevan a sufrir más. Y entre más resistencia generemos, más sufrimiento llega.

Pero Chocobuda, qué pasa con los pacientes de alguna enfermedad. Ellos sufren y no es su culpa estar en esa situación. ¡Ah! Y a mi prima Clodomira su esposo la engañó. 

La vida también incluye accidentes, traiciones, enfermedades, envejecimiento y un sinnúmero de factores que no podemos controlar. Todos ellos son dolorosos y pueden causar sufrimiento si lo permitimos, siempre y cuando comprendamos la diferencia entre uno y otro.

Dolor es la condición insatisfactoria por la que pasamos. Sufrimiento son todas las etiquetas y asociaciones personales que ponemos al dolor.

Un maestro muy querido dice que: Si te vuelves uno con el dolor, ¿entonces quién quedará para sentirlo? 

En otras palabras, hay una diferencia muy grande entre decir duele, y ¿Cómo es posible que esté yo enfermo? ¡Tanto que me cuido! Estoy arruinado. ¿Ahora qué voy a hacer?…

Cuando simplemente aceptamos la nueva condición de la vida y fluimos con ella, el sufrimiento queda desactivado.

Con esto no digo que no debamos tomar medicina, dejar de buscar justicia o abandonar un problema. No, para nada es una actitud derrotista. Es sólo que la mente está mucho más clara para actuar cuando mantenemos al ego fuera de la ecuación.

Al final de cuentas, todos tenemos problemas y todos ellos se resuelven contigo o sin ti. Lo importante es no rendirse ante ellos y no navegar el sufrimiento en el barco llamado Yo.