La clásica frase mexicana flojito y cooperando la hemos escuchado muchas veces en un contexto de humor.

Implica no oponer resistencia (flojo = mal atado, sin fuerza) y aceptar lo que venga sin cuestionar. Con regularidad se aplica para cuando, en una charla coloquial, relatamos que no existe más opción más que encarar la realidad.

A pesar de que hay un sinnúmero de chistes y bromas al respecto, flojito y cooperando es todo un estatuto de sabiduría que tiene que ver mucho con el dharma y con dukkha (sufrimiento); aunque usted no lo crea.

Y es que el Buda, dentro de las Cuatro Nobles Verdades vio que el sufrimiento tiene un origen. En muy pocas palabras: sufrimos por nuestros apegos y por nuestras aversiones.

Hemos hablado mucho sobre apegos, así que hoy nos enfocaremos a las aversiones, que son otro matiz de los apegos.

Aversión es la resistencia a la insatisfactoriedad de la vida. 

Es decir que si algo no nos gusta, no cumple nuestras expectativas, no nos hace felices o no sabe bien; lo repudiamos.

Odiamos que nos dejen plantados, al jefe, el dolor y la enfermedad, la visita al médico, los trámites burocráticos, las reuniones familiares, cierta comida, X tipo de música… y sufrimos por ello.

El sentimiento de incomodidad y desesperación vienen porque simplemente no podemos aceptar la realidad, llenándonos de ira y de ganas de salir huyendo.

Pero como no podemos, sufrimos.

Esta condición de repudio a la  naturaleza de las cosas nos lleva a no pensar con la cabeza, a actuar como bebés berrinchudos  y a hacer drama gratuito.

¿Qué no sería más fácil entender la realidad como es y simplemente flotar sobre ella?

Cando aceptamos las cosas como son, la vida es mucho más fácil. Incluso las situaciones más fuertes de enfermedad y muerte de algún ser querido.

Una de las cosas que más me gusta del dharma es su crudeza. Por ejemplo: si tienes cáncer, el budismo no te consiente ni te llena de eufemismos. El budismo te dice: sí, tienes cáncer y vas a morir. Esa es la realidad. Ahora, ¿qué vas a hacer para no pasarla mal y aprovechar al máximo tu vida?

Aceptación no significa que debemos ser conformistas. Todo lo contrario. Debemos seguir con nuestros objetivos y con nuestra vida, pero fluyendo con la dificultad. Incluso usándola en nuestro beneficio.

He visto muchas personas sufrir por que llueve o porque hay tráfico en la ciudad. En ambos casos no podemos hacer nada para cambiar esas realidades, pero sí podemos hacer mucho para aprovecharlas.

Me pongo como ejemplo. Cuando tenía auto pasaba a veces hasta 6 horas al día en el tráfico. Desesperante para cualquiera, ¿no? Al principio lo sufrí mucho, pero decidí convertir esas 6 horas en una experiencia didáctica y aprendí mandarín básico vía podcasts.

La experiencia era tan buena que a veces no me gustaba llegar a mi destino, ¡sólo por no dejar una lección a medias!

Me puse flojito y cooperé con el tráfico. Acepté que el tráfico en la ciudad jamás mejorará, sino todo lo contrario. Esa era la realidad que me causaba sufrimiento. Si no había opción más que usar el auto para mi trabajo, mejor me adapté y usé ese tiempo de forma productiva.

Cuando ya no tuve auto, convertí las horas de transporte público en horas de lectura.

Aceptar la realidad como es cuesta trabajo. Nos educan a obtener lo que queremos justo en el momento que lo pedimos y no tenemos la paciencia ni la sabiduría para simplemente dejar pasar las cosas y fluir con ellas.

Cuando vemos las cosas como son, podemos pensar con claridad y de forma desapegada.

Mucho del sufrimiento que tenemos no sólo es por aversión, sino por falta de creatividad.

¿Cuál es tu motivo de sufrimiento? ¿Es posible ser creativo para darle vuelta a los problemas? ¡Dilo en los comentarios!