El miedo es este ente que vive dentro de nosotros y que de vez en cuando se manifiesta. Es la emoción que nos hace huir del peligro y es muy útil para conservar nuestra vida en situaciones de riesgo.

También el miedo toma un matiz distinto cuando enfrentamos dificultades o debemos tomar decisiones. Nos aterra salir del mundo conocido y nuestro amado confort, volviéndonos tibios y vulnerables.

Y por alguna extraña razón, le otorgamos demasiada importancia a lo que piensan los demás, haciendo que el miedo al ridículo sea una pesadilla para muchos.

El miedo nos paraliza y, en algunos casos, nos estanca por años.

Pero, ¿cómo vencer el miedo?

Con valor.

El valor lo necesitamos para enfrentar cualquier situación con aplomo y arroje. El ridículo, el fracaso y los resultados adversos son secundarios.

Una persona valiente avanza y destruye todas sus barreras.

En el budismo, el valor se logra cuando se destruyen todos los apegos. Es decir, si no tenemos ninguna carga emocional o material, es mucho más fácil ser arrojado para cumplir nuestras misiones porque ya no hay miedo.

El Sutra del Corazón dice:

Así Shariputra, el Bodhisattva, libre del apego, se apoya en la perfección de la sabiduría, y vive sin velos mentales. Así se libera del miedo con sus causas y alcanza el Nirvana.

Ser valiente implica estar consciente de las cadenas autoimpuestas y estar listo para romperlas.

Para ser valiente se requiere estar seguro de uno mismo y tomar acciones para arreglar algún problema.

Y, claro, esto se logra dando el primer paso: reconociendo que tenemos miedo.