En un reciente artículo en The Guardian, el periódico de Reino Unido, científicos concluyen que ver las noticias no sólo provoca estrés, sino que es pésimo para la salud.

Un buen minimalista, sin ser doctor en ciencias, lo sabe de forma intuitiva desde el inicio.

Pero para nosotros, esto va mucho más allá.

El minimalismo nos enseña que es necesario controlar el flujo de información y de datos que llegan a nuestro cerebro.

Una entrada de información es toda aquella fuente de imágenes, ruido, sensaciones y estímulos que compiten por entrar a la mente.

Como algunos ejemplos podemos mencionar la televisión, radio, redes sociales, todo Internet, publicidad callejera, medios impresos, llamadas telefónicas, perfumes y aromas, clima, conversaciones. Básicamente todo lo que nos relaciona con el mundo alrededor.

Vivimos en una sociedad que ha basado su subsistencia en la producción de información y depende de que nosotros la absorbamos de la forma más rápida posible. Entre más datos nos metan al cerebro, más dinero se mueve y más crecen nuestras conexiones con el mundo.

Desde el punto de vista económico, quizá esto no esté tan mal. Al final de cuentas la economía fluye y nuestras conexiones crecen.

El problema es que es demasiado.

Haz este experimento justo ahora: cuenta todas las entradas de información que tengas en este momento. Puede ser este blog, la música en tus audífonos, la conversación en la oficina, el calendario, el teléfono móvil, alertas de Facebook, el clima en la ciudad, el aire acondicionado, la incomodidad de la corbata… ¿Cuántas pudiste contar? ¿No es de dar miedo?

De todas estas entradas de información, ¿cuántas son basura? Sí, ese torrente de datos que no aporta nada y que sólo está molestando, como alertas de redes sociales.

Podrías pensar que todo es normal y parte de la vida, pero tu mente no lo cree así. Para la mente, tanta carga de datos al mismo tiempo, lo refleja como estrés y angustia. (Por cierto, este blog también es basura porque no aporta nada)

Entre más entradas de información tengas, más tenso estarás a lo largo de tu vida. La salud sufre, tus relaciones personales sufren y de pronto entras en este ciclo infinito y angustiante de consumo de información.

Y es necesario pararlo y entender que la información es seductora y muy adictiva. Crece como un virus dentro de nosotros y cuando nos damos cuenta, somos dependientes.

¿Cómo detener tanta información que compite por entrar en nosotros? Fácil: desecha a lo que no te sirva.

No necesitas tantas cuentas de redes sociales. Sólo ten una.

No necesitas ver las noticias todo el tiempo. Velas una vez por semana.

 

No necesitas informaciones a medias o especulaciones. Huye de los chismes.

Contrario a lo que nos implantan los medios de comunicación, el silencio es nuestro amigo más íntimo, pero al que más le tememos.

Por cierto, no necesitas este blog.

Siéntate a meditar.