Cada año que comienza las felicitaciones y buenos deseos se desbordan por doquier.

Todos nos dejamos llevar por la costumbre y gritamos ¡Feliz año!, esperando que estas vacías palabras cumplan la magia de lograr nuestras metas, objetivos, que tengamos trabajo y salud, y que la prosperidad llegue sola y sin esfuerzo.

Luego de la primera semana comenzamos a romper promesas y a abandonar propósitos. Regresamos a nuestro viejo patrón de comodidad y la vida sigue igual.

En contraste a la cultura convencional, el budismo zen es crudo y brutalmente honesto. No te consiente ni te dice palabras bonitas porque sí.

Es rudo, frío y te hace pensar.

Así que siendo monje budista en entrenamiento y practicante de zen…

¡TE DESEO UN MUY MAL AÑO NUEVO! Y que sea peor que el anterior.

Que sea un año incómodo. Porque sólo así usarás tu creatividad para salir adelante.

Que te rompan el corazón. Así podrás valorar el amor, lo que significa ser correspondido y aprenderás a tratar bien y a respetar a tu pareja.

Que te traicionen. Así entenderás el valor de la lealtad y lo que se siente ser víctima del ego descontrolado.

Que alguien en el trabajo o escuela te pisotee para su beneficio. Porque así verás lo que se siente cuando has usado a la gente como plataforma profesional.

Que te demuestren lo tonto que eres. Para que entiendas que no eres la persona más sabia ni hábil del mundo. Así se aprende humildad.

Que sientas soledad inmensa. Así aprenderás que estar contigo mismo no es malo.

Que llores mucho. Sólo entonces valorarás la risa y la sonrisa.

Que tengas muchos días fríos y nublados. Así darás valor a la luz del sol y al aire fresco.

Que te enfermes. Para que entiendas que cuidar al cuerpo es lo más importante de tu experiencia de vida. Buena alimentación, ejercicio y descanso… son las acciones que has olvidado ejecutar.

Que tengas confusión, pesadillas y caos. Para que por fin te convenzas a meditar diario.

Que el dinero te haga falta. Así buscarás alternativas inteligentes para cubrir tus necesidades y tendrás nueva dimensión de que cuidar tus finanzas personales es esencial.

Que necesites ayuda y nadie te la de. De esta forma entenderás que todos los seres vivos sufrimos y que la compasión es lo que nos saca adelante como especie.

Que 2014 sea un año incómodo, lleno de retos y que tu ego termine arruinado.

Si superas todo esto, la noche del 31 de diciembre de 2014 habrás aprendido, crecido y serás una persona mejor de lo que eres hoy.

Creo que estos son mejores deseos que sólo gritar ¡Feliz año nuevo!