Durante mi tiempo fuera de línea en diciembre me di oportunidad de acudir a un retiro y de hacer sesiones de zazen más largas. Como resultado de esto tuve un momento ¡Eureka! que no significa nada para nadie, pero a mi me dio introspección sobre algo que me venía molestando desde hace algún tiempo y no sabía qué era.

Cuando alguien me preguntaba ¿porqué pasa X cosa mala en el universo?, la respuesta casi siempre apuntaba a falta de generosidad, exceso de ego o que era consecuencia directa de malas decisiones. Es una forma simple de ponerlo, claro, pero el punto es que mis respuestas siempre parecían incompletas para mi mismo.

Pero en semanas recientes he observado con atención. La violencia es más alta que nunca, existen más atropellos económicos y la maldad y el egoísmo están ganando terreno. Hay más tristeza y desesperación, que llevan a la indiferencia y a la inacción.

En suma, la infelicidad es grande.

Y todo viene porque hemos dejado de lado la compasión.

Esta cualidad única de los humanos está formada de dos partes:

co, que significa juntos, y

pasión, que significa sentimiento fuerte

La compasión es el sentimiento de hermandad y de empatía que nos lleva a ayudar a los demás. Pero más allá, es la fuerza que nos mueve para esforzarnos a que todos los seres vivos estén bien y que sean libres del sufrimiento.

Cuando este valor importantísimo se deja de lado:

  • El rico acapara más recursos e ignora las necesidades de los demás.
  • El político utiliza a la gente y su dinero para su beneficio.
  • El policía no se tienta el alma para sobornar.
  • El manipulador ignora el corazón de su víctima y el daño que causa.
  • El bullying entre los niños y adolescentes crece y se hace cotidiano.
  • La mentira y la traición se vuelven fáciles.
  • El crimen organizado crece. Y crece. Y crece sin control.
  • El racismo y los crímenes de odio son ejecutados.
  • Las diferencias sociales hieren a culturas completas.
  • Las corporaciones se sienten justificadas de vender veneno a la gente (te estoy viendo, Coca-Cola).

Es decir, la falta de compasión hace que todos suframos al entrar a una espiral sin fin donde todos están contra todos.

Creo que el mundo se beneficiaría mucho si todos compartiéramos, nos apoyáramos, tuviéramos empatía por el dolor ajeno y nos preocupáramos por el de a lado.

Sabríamos lo que es bueno para nosotros si primero supiéramos lo que es bueno para los demás.

He dicho esto antes: la base de la felicidad es la generosidad. Eso es muy cierto. Pero para que haya generosidad, primero hay que conectarnos directamente con los sentimientos del otro por medio de la compasión.

¿Qué es la compasión, entonces?

No, no es sólo decir «pobre tonto» a alguien que pasa un mal rato.

Compasión es sentir empatía por los demás, es la respuesta emocional al sufrimiento de los demás y tomar acción para ayudar.

Compasión es ser super honesto y tratar a los demás como queremos ser tratados. Así de simple.

Desde hoy en Chocobuda promoveré la compasión. Será parte importante de mi práctica y un motivo para seguir.

Lo sé. Soy un tonto, ingenuo e idealista.

¿Hasta dónde llegaré? No lo sé. Pero sin duda serán aventuras interesantes y espero me acompañes 🙂