En estas últimas semanas de práctica intensa en Ango, han saltado dos temas muy importantes para mi. El primero no es sorpresa porque ha sido un concepto recurrente en Chocobuda. Se trata del estudio y la propagación de la compasión como base del cambio humano y social.

Pero investigando y practicando zazen, entendí que a la compasión le hace falta una mecha para poder detonar. Es una parte de nosotros mismos que nos esforzamos en negar por completo, causándonos daños irreparables en la humanidad.

Se trata de la gratitud.

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Todos decimos gracias al menos una vez en el día, por compromiso y por mera costumbre. Todos estamos seguros de que comprendemos el significado y no le damos importancia. Lo pasamos por alto y se ha convertido en un mueble más de nuestro entorno.

Si leemos un poco al respecto podemos ver que la gratitud ha sido parte de la humanidad a través de la historia. Está en prácticamente todos los sistemas filosóficos y religiones. Aún así, seguimos sin darle su lugar en nuestra vida.

Pero comprender lo que es realmente la gratitud es ir más allá de la definición del diccionario.

Es sentir hasta la médula el concepto, abriendo los sentidos y la mente al hecho de que:

Tu vida, la mía y la de todos los seres humanos es la cúspide del trabajo y del esfuerzo de millones de personas en el pasado y el presente; para lo cual no has colaborado en nada.

El hecho de que estés leyendo esto el día de hoy es el resultado de que miles de factores jueguen al mismo tiempo. Pequeño ejemplo: miles de ingenieros que han trabajado para que Internet funcione, todos los involucrados en que exista energía eléctrica, quienes fabricaron el dispositivo que usas, todas las criaturas involucradas en tu sustento y salud, que el planeta Tierra esté en el lugar que está en este momento.

Es decir, este momento en la historia, en tu historia, es el regalo máximo que te ha dado la vida. No importa que estés triste, que tu gobierno no responda como quiere, que estés pasando por una prueba familiar… ¿Lo puedes ver? ¿Tienes forma de sentirlo?

Tristemente, para muchos la respuesta es no. Muy pocas personas tienen abierto el corazón para aceptarlo porque estamos sumidos en nuestro ego y contaminados por el ego de los demás. También nos dejamos llevar muy fácilmente por las experiencias difíciles, que nos dejan ciegos con apegos y aversiones.

Así es como la gratitud sale volando por la ventana. Y no regresa.

Es por eso que, a pesar de que está dentro de nosotros, hay que convertir la gratitud en un hábito.

¿Cómo? Entendiendo que:

  • Somos parte de un sistema muy complejo que funciona para que estemos y seamos.
  • No somos tan importantes como pensábamos, sólo somos un grano más en la arena de la playa cósmica.
  • Por más que lo neguemos, necesitamos de los demás.
  • Estamos rodeados de bendiciones. Desde poder caminar o respirar sin asistencia; hasta poder participar en el milagro del vuelo humano al subirte a un avión.
  • ¡Todo es asombroso! En serio. Lo es. Sólo baja de tu ego para poder ver la maravilla de la que estás rodeado.

No, no se trata de ser ingenuos y de ser optimistas tontos. No. Se trata simplemente de entender que el hecho de estar hoy en este momento se lo debemos al conjunto de esfuerzos históricos y personales de millones de personas… para lo cual no hemos contribuido en nada.  Se trata de bajar de nuestra soberbia por un momento y aceptar con humildad.

¿No es como para decir GRACIAS de todo corazón?

Actualmente estoy haciendo un experimento de gratitud. Por 30 días convertiré la gratitud en un hábito escribiendo en un  pequeño cuaderno 3 cosas por las que soy afortunado y por las que debo agradecer. Al final contaré mis experiencias, pero de momento puedo decir que está funcionado y me siento bien. Puedes seguir esas aventuras en mi cuenta de Twitter bajo el hashtag #RetoDeGratitud. ¿Te gustaría unirte?

Cultivar la generosidad como hábito tiene muchísimos beneficios psicológicos como una mejor salud, apertura a la compasión, calma mental, mejor calidad de sueño… y más. Pero eso es tema para otro día.

Si quieres aprender más sobre hábitos y gratitud como práctica, ven a Shojiki, taller de hábitos. Podría cambiar tu vida 🙂