Sin saberlo y por muchos años, viví con una infección en un diente incisivo inferior. No sentía dolor, así que nunca lo atendí. De vez en cuando el mentón dolía al presionar, pero digamos que fuera de la afeitada, nunca toco el mentón. ¿Habrá alguien que sí lo haga?

Un día mientras estaba yo en un retiro de mi orden en otro país, comenzó a salir pus de la encía. Esto prendió todas las alarmas porque sabía que la infección estaba ahí y necesitaba ser atendida.

Ya de regreso y meses después, una heróica y buena amiga odontóloga decidió tomar el caso. A revisar la radiografía de mi diente, se dio cuenta de que en efecto había una infección y que esa pieza tenía que ser removida. La infección había crecido tanto y por tanto tiempo que había desplazado varios dientes de su lugar.

Así que ese diente se fue para siempre y quedé como la Chilindrina. Es decir, con un lindo espacio de unos 8 milímetros entre dientes; que da oportunidad de regresar a su sitio los dientes movidos por la infección. La ortodoncia era el paso natural inmediato.

A parte de que nunca me había pasado esto y jamás imaginé usar brackets, mi mente y corazón han estado abiertos a toda la experiencia. Han habido muchas enseñanzas y hay mucho qué escribir, así que lo mantendré lo más corto posible.

Yo sé que no soy la primera persona en el mundo en requerir ortodoncia. Sé que no moriré ni nada por el estilo. Hago constar que no me estoy quejando de nada, sólo quiero transmitir lo aprendido hasta el momento.

ouch

Gratitud

Mi tratamiento no sería posible sin la generosidad y dedicación de mi amiga y su esposo, así como de todos sus compañeros. He encontrado nuevos y buenos amigos que de verdad se preocupan por la salud de las personas. Por otro lado, rendí mis miedos y ego para poner mi salud en sus manos, sin cuestionar y sin chistar. Es una relación de confianza y amor gentil que no me cansaré de agradecer.

Sentir gratitud alivia la angustia y el miedo.

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Meditar alivia el dolor

Desde que tomé el control de mi salud me enfermo muy poco. Pero las veces que he estado con gripe o tos he meditado para calmar las molestias y ayudar a mi cuerpo a curarse más rápido. Funciona muy bien, así que tengo comprobada la efectividad de meditar en este aspecto.

Usar aparatos de ortodoncia es una experiencia interesante porque de tiempo completo hay objetos extraños en mi boca. Los tres primeros días fueron extraños porque tuve que ajustarme a la nueva realidad. Acabada de pasar por la extracción de un diente y los brackets mueven los dientes. Por supuesto el dolor de la ortodoncia no es extremo ni te mata, pero para mi era una especie de dolor que no había sentido, así que en lugar de medicamento, me senté a meditar.

Mi Maestro dice que «cuando eres uno con el dolor, ya no queda nadie para sentirlo». Y es cierto. Durante estas sesiones largas de zazen llegaba el momento en que el dolor desaparecía por completo. De hecho me costó trabajo encontrarlo de nuevo. El efecto analgésico dura por horas. Impresionante.

Aceptación

Me miro al espejo y veo un espacio entre mis dientes. Veo alambres, postes y picos de ortodoncia. Nunca he sido un tipo guapo, pero mi reflejo siempre fue uno solo y no lo cuestioné.

Entiendo que todo es temporal, que el espacio se irá. Esto es lo que hay, es lo que es. Y está perfecto. No podía ser de otra manera. No hay resistencia y, de hecho, me gusta.

Hablo chistoso y sonrío mucho porque de verdad me siento feliz. Acepto la realidad como es. Nada que agregar y nada que quitar.

Consciencia de los alimentos

Una de las prácticas sagradas del budismo se llama Oriyoki, que es comer de manera respetuosa y ceremonial. Tomamos nuestros alimentos con plena consciencia y con la atención donde debe ser.

Estos días todos mis alimentos son Oriyoki. Debo ser cuidadoso en la calidad de mis alimentos, en la ración, la cocción y el tamaño de los bocados. Al acercar la comida a la boca debo poner atención, de lo contrario puedo lastimarme.

Como despacio y siendo cuidadoso de la masticación.

Me toma más tiempo de lo que me tomaba antes y es maravilloso porque la comida sabe mejor. Y me siento afortunado de poder tener alimentos en mi mesa.

Beber agua o café requieren cuidado porque debo vigilar la temperatura, así como por dónde fluyen dentro de mi boca.

Es maravilloso tomarse el tiempo para bajar la velocidad y simplemente estar donde debo. Aquí y ahora.

Impermanencia

Todo en el universo es transitorio, impermanente. La juventud se acaba, la vejez no dura, el combustible fósil se terminará algún día.

Y los dientes se van, así como los valores, las opiniones y los gobiernos tiranos.

Aceptar la impermanencia de las cosas es liberador. Termina los miedos, pero a la vez ayuda a valorar lo que se tiene y lo que se es.

El presente es la joya más perfecta que tenemos. ¿Porqué insistimos en ignorarlo?

Aquí termina el Sutra de la Ortodoncia. Como dije, podría escribir más. Pero da la casualidad de que tengo cita con el dentista. ¡JA!