Es muy normal que todos busquemos la manera de ocultar las emociones. Lo hacemos sin información y con la ignorancia en la mano. Claro, esto trae consecuencias muy graves porque al final las emociones se salen de control y generan sentimientos que nos comen por adentro.

Sí, leíste bien. Para la psicología budista (zen), las emociones son diferentes de los sentimientos.

Emociones son los impulsos primarios que nos indican cuando algo no está funcionando. Quizá nos dice que estamos en peligro, quizá nos indican que con X persona nos sentimos protegidos.

Las emociones se convierten en sentimientos cuando el ego comienza a elaborar historias y fantasías en torno a la respuesta corporal.

Es decir; una cosa es sentir miedo y otra muy distinta es elaborar un discurso como «tengo miedo porque estoy solo y jamás me gustó estar solo. Yo creo que mil ladrones y terroristas están por atacar. ¿Cómo es posible que me pase esto a mi? ¡Mi vida corre peligro!… YO blah blah blah MI blah blah MÍO blah blah YO YO YO».

Así es como transformamos la emoción en sentimiento sin entenderlo. Esto genera apegos terribles y aversiones inmanejables.

Como ya habrás leído en este blog y casi todos los sitios de budismo, consideramos que los apegos y aversiones son fábricas de sufrimiento.  Nos aferramos al dinero, al trabajo, a nuestros hijos, a la pareja, al automóvil, a la comida, a la televisión… pero a lo que más atados estamos es a la ilusión que es el YO. Y esa es la raíz de todos nuestros males.

Éste particular apego es curioso. Nos apegamos al amor, pero cuando el amor no responde a nuestros caprichos, sufrimos. Nos apegamos al dinero, pero cuando no tenemos las sumas que nos imaginamos necesarias para ser felices, sufrimos. Construimos mecanismos de defensa para evitar el sufrimiento que terminan en más sufrimiento, como las drogas, la comida, el ejercicio o la «terapia ocupacional». ¡Existe un veneno para cada tipo de persona!

Cuando entendemos cómo funcionan los apegos, es mucho más fácil observar el origen de nuestras emociones porque aceptamos que están ahí.

Nunca se ha tratado de evitar las emociones. Se trata de sentir porque eso es justo lo que nos hace humanos, lo que nos da conciencia y nos da un lugar en el grupo social. Lo que buscamos es aceptar que las emociones están, para poder ver fluir la cantidad de basura que el ego genera en torno a ellas.

Y no, no se trata de convertirnos en robors sin corazón. Se trata de observar los sentimientos, de tomar lo que nos es útil y de dejar ir lo que es potencialmente dañino.

Queremos aceptar que tenemos un ego que adora crear cuentos, para soltarlos y sólo usar lo que nos hace mejores.

Buscamos sentir dolor, amor, unión, amistad; sin perdernos en el abismo negro de la egolatría.

Sólo así somos más útiles al universo y nos procuraremos una vida mucho más tranquila.

Este post es parte de Heisei, el taller de manejo de emociones negativas. Si necesitas más información, haz clic aquí.