En estos días he estado leyendo el libro Essays in Zen Buddhism, de Daisetz Teitaro Suzuki. Todas las noches antes de dormir acostumbro leer un poco. Por lo regular la lectura zen me permite dormir plácidamente, pero anoche me quedé helado cuando vi lo siguiente:

¿Qué hacer cuando tienes un gran problema? Nada.

El maestro Suzuki, como buen estudioso y escritor zen, no explica nada más y deja que el párrafo golpee en la cabeza al lector.

Nada.

¡Es brillante! ¡Es perfecto!

Los problemas no existen en el universo. No hay uno solo. Todo funciona como debe ser, a su tiempo y nada urge.

La mente humana, siempre desviada y en perpetuo autoengaño, es la que convierte las cosas en problema. Entender que el ser humano es parte de la naturaleza es importante para penetrar el significado de la frase.

Las hormigas hacen cosas de hormigas. Buscan su comida, trabajan, construyen. Cada una tiene una función en su sociedad y todas juntas salen adelante. Si hay que dar la vida, se da la vida sin cuestionar. Si hay que descansar durante el invierno, se descansa sin preguntar qué películas se proyectarán.

Eso sucede también con los animales en todas partes del mundo. Todos ocupan su sitio, ninguno pretende ser lo que no es; ninguno opone resistencia a la vida, salvo que haya una amenaza directa. Ninguna otra especie tiene problemas.

Los humanos hacemos cosas de humanos. Trabajamos, cuidamos a la familia, buscamos la felicidad. Pero vamos buscando problemas por todos lados, transformando y manipulando las cosas para engrandecer nuestro ego. Cuando las cosas no salen como queremos, entonces hay un problema.

Hacer nada no significa abandono, conformismo o mediocridad.

Hacer nada es no convertir las condiciones de la vida en problemas. Seguro, todos tenemos que buscar cómo llevar comida a la mesa. Todos necesitamos amar y ser amados. Pero nada de ello es problema. Es simple condición humana.

Hacer nada es entender la simetría y perfección del Vacío, la Vacuidad.

Hacer nada ante un problema implica aceptar y no pelear porque nuestros deseos sean cumplidos. Implica salir adelante sin sufrir y sin aferrarse a una fantasía de resolución. Significa moverse un paso a la vez, haciendo lo que los humanos hacemos, viviendo nuestro sitio en la naturaleza.

Hacer nada es entender que los problemas no existen, para seguir surfeando las olas del samsara con mente de aventura.

Así que hoy te deseo: nada.