La Vida, con V mayúscula, es inmensa. Es mucho más grande de lo que podemos imaginar. Crece, se mantiene a sí misma y está siempre en una constante evolutiva. Hay que ser muy observadores para apreciarlo.

Y la vida humana está llena de situaciones extraordinarias, belleza, crisis, peligro, amor, corazones rotos y eventos de la naturaleza de todo tipo. Cada instante que pasamos en este mundo está lleno de maravillas que van más allá de lo que el lenguaje puede expresar.

Pero como especie, somos un grupo de simios con una visión tan obtusa, que estamos perpetuamente aburridos.

Esto lo escribo porque escuché una conversación donde un par de personas hablaban de lo aburrida que es la vida en general. Se quejaban de que todo está dicho, hecho y que solo queda esperar la muerte.

Y pensé en mi propia experiencia. En este momento tengo 45 años y no he estado aburrido desde que tenía 17 o 18. Soy una persona muy simple y un tonto profesional, por eso todas las noches me voy a la cama emocionado por las aventuras que tendrá el día siguiente. No importa que me la pase sentado meditando, limpiando la casa, trabajando con la sangha, resolviendo alguna situación difícl, estudiando, sentado en la banca de un parque o en la estación del tren: El Gran Show del Ahora siempre tiene algo nuevo y magnífico.

Habitamos este universo que está lleno de cosas, seres y situaciones. Todo ello es maravilloso. No es posible aburrirse cuando observas la vida suceder frente a tus ojos.

¿Cómo es que puedes aburrirte? No has leído todos los libros disponibles. No has escuchado todos los géneros musicales. No has visto todas las películas. No has jugado todos los juegos o deportes creados por la humanidad. Ni siquiera conoces al 1% de las personas en tu país.

Llegamos a este punto con nuestra práctica de meditación zen. Practicar zazen es asombroso.

Pero Chocobuda, ¿cómo es que sentarse en silencio no te aburre? Definitvamente estás mal de la cabeza. 

Apreciar el silencio de este instante te permite escuchar la vida siendo vida. El pasado y el futuro pierden control sobre ti. Puedes sentir la gravedad de la Madre Tierra llevándote hacia ella, notas cantos de aves que no te permitías oir, sientes tu cuerpo de mil formas distintas. Puedes notar el flujo de tus pensamientos que van y vienen luchando por tu atención.

En ocasiones el silencio del ahora es tan grande, que puedo escuchar mi sangre corriendo por las venas. Swoosh! Swoosh!

Practicar zazen es la culminación de la vida porque para que puedas sentarte en el cojín, se requiere que todo el universo esté funcionando; que la evolución, historia, físicica, química y biología se unan para que estés ahí.

Nos sentamos inmóviles mirando la pared. ¿Te has percatado de que no tienes idea de qué está hecha la pared?

Todo lo que nos rodea es asombroso. Hay tanto que ver, tanto por escuchar y por leer. ¡Tanto por aprender!¡Hay tantos seres vivos por ayudar!

Considera todo lo que está pasando justo ahora a tu alrededor. Es el espectáculo más grande del universo. Y te lo estás perdiendo.

El Gran Show del Ahora no te pide que gastes un centavo. Siempre hay boletos y asientos de primera fila reservados para ti. ¡Son infinitos y todos están invitados!

Cuando te sientas a disfrutar del Gran Show del Ahora, que está sucediendo en este momento y aquí; de verdad que no hay tiempo para aburrirse.