Hace varios años escribí estas dos entrada sobre Karma. En la primera (AQUÍ) hablé de forma muy breve de la historia del concepto y porqué no lo entendemos en occidente. En la segunda (AQUÍ), hablé de la relación estrecha con otra idea llamada Vipaka y la historia del sistema de castas en la India antigua.

Gracias al siguiente tuit decidí revisitar el tema para responder y para explicar (de manera sencilla) el punto de vista que tiene el Budismo Zen al respecto.

Karma solo significa acción. Escribir, pensar, hablar, comer, tomar decisiones, rascarse, dormir, comprar, ahorrar, respetar, insultar; todo lo que haces es karma y siempre es voluntario.

Respirar, el corazón latiendo, funciones corporales… aunque son condiciones de los seres vivos, no son karma porque no son el resultado de una decisión consciente.

Por otro lado, para el Soto Zen, karma no es ninguna especie de fuerza mística que acumule puntos (méritos) en un tablero de resultados. Esto es porque el renacimiento funciona de manera distinta en el Zen, pero ese es un tema complejo que no discutiré hoy.

Todo lo que haces y lo que no haces (porque la inacción también es consciente); es karma… lo que genera consecuencias y efectos en el universo. Estas consecuencias se llaman Vipaka, que puede que te gusten o no.

Entendiendo que karma-vipaka es la Ley de Causa y Efecto que rige al cosmos, el practicante de Zen opta siempre por la acción que afecte menos la vida de manera negativa. Mejor caminamos por el sendero en el que cada pensamiento, palabra y acto, ayuden a los seres vivos a salir del sufrimiento. Ese es el camino del bodhisattva.

Nuestra práctica Zen nos lleva a vivir de manera sencilla y a usar los menos recursos posibles. También sabemos que la única manera de no afectar el flujo del universo, es zazen. Por ello es el pilar de nuestra filosofía.

Entonces, respondiendo la pregunta:

¿El karma que producimos puede estar determinado por las circunstancias y por el karma de otras personas, y a su vez todo ello influye en el resultado?

Aunque parezca que las circunstancias te orillan a actuar de cierta manera, la realidad es que siempre hay opciones. Está en nuestras manos optar por lo que beneficie a más seres, aunque ello se interponga con nuestros intereses egocéntricos.

Las circunstancias no deberían afectar la directiva de ayudar a los demás; sin embargo para la mente ajena al Zen, es muy fácil poner la responsabilidad de las cosas en manos de otro.

Sin lugar a dudas el karma (acciones) de otros afectan al universo entero, de la misma forma que nuestras acciones lo hacen.

Entonces las acciones de otros, sumadas a las nuestras, por supuesto que influyen en el resultado. Recordemos que todo en el universo está relacionado entre si.

Esto aplica también para karma-vipaka.