Sobre violencia, humanidad básica y budismo zen

Sobre violencia, humanidad básica y budismo zen

 

Desde que tengo memoria y desde que podía comprender un poco lo que hablaban los adultos a mi alrededor, he escuchado comentarios como: estamos peor que antes, la violencia está en aumento, estamos en crisis, la humanidad está en decadencia.

Escuché a mi bisabuela decir eso, a mis abuelos decirlo y mis padres estaban seguros que el fin de la civilización se acercaba.

Eso lo escuchaba en los años 70’s, 80’s y cuando me hice adulto en los 90’s me uní al tren de pensamiento. Comencé a consumir noticias, periódicos y columnas que apuntaban a que… ¡El mundo es un asco y nunca ha estado tan mal!

Junto con compañeros de trabajo y amigos creábamos esta imagen de la realidad en donde todos moriríamos de forma cruel a manos de los «malos».

Ahora en la segunda década de los dosmiles basta con pasar unos minutos en redes sociales para convencernos de que estamos peor que antes, la violencia está en aumento, estamos en crisis, la humanidad está en decadencia.

Cada generación considera que nunca ha estado peor. Pero la verdad de las cosas es que es todo lo contrario.

A pesar de la violencia de género, a pesar de la crueldad de los gobiernos, a pesar de los locos con armas nucleares, a pesar del terrorismo, a pesar de miles de políticos corruptos, a pesar de problemas de hambre, a pesar del narco; nunca en la historia de la humanidad hemos estado tan bien, tan seguros, con tantas bondades y con tanto progreso y paz. 

Ahora sí te volviste loco, Choco-tarado. ¿Qué no vez que nos están matando? ¿Qué no vez las noticias? ¡Estamos peor que antes, la violencia está en aumento, estamos en crisis, la humanidad está en decadencia!

Sé que esta idea es difícil de entender porque tenemos una espesa capa de ego y de miedo que afecta la percepción de las cosas.

Cada vez que nos enteramos de un suceso desagradable es muy fácil identificarse de forma personal con él, sentir furia e impotencia y entrar en modo de odio. Suspendemos la inteligencia y nos volvemos parte del problema, sin pensar en soluciones virtuosas a las cosas. Buscamos venganza, no justicia. Queremos cambio instantáneo, olvidando la historia de siglos y siglos que nos ha traído hasta este momento en el tiempo.

Creamos en la mente una división entre «mi bando» y «el enemigo», lo cual genera más odio y violencia. Porque la violencia no solo es causar dolor físico. La violencia comienza con pensamientos oscuros de dolor y venganza para «el enemigo».

Peor aún cuando nos enganchamos en la avalancha del miedo y del odio, borramos de tajo la compasión, la gratitud y nos volvemos «el enemigo». Comenzamos a justificar pensamientos más terribles y acciones que pueden ser peores.

Entonces vivimos una guerra de egos, de división de bandos y de propagación de miedo que lastima más a la humanidad y hace que la solución se vea más y más lejana. Esto se traduce en infelicidad y sufrimiento para todos, y se transmite hacia el futuro porque nuestros niños crecen con nuestra mentalidad.

 

Olvidamos las cosas importantes

Todo lo anterior son pensamientos que he tenido desde hace mucho por mi entrenamiento como monje budista, pero que he comprobado gracias al trabajo del investigador y científico de Harvard Steven Pinker. En su libro The Better Angels of Our Nature (Los mejores ángeles de nuestra naturaleza) analiza los datos y números generados por siglos de violencia humana.

Usando matemáticas, algoritmos y datos generados por la historia de la humanidad, este psicólogo canadiense señala que la violencia ha ido disminuyendo con el correr de los siglos. Ha sido una disminución gradual que nos ha dado la oportunidad de dedicar tiempo al desarrollo de más cultura, ciencia y condiciones para prosperar.

Si nos detenemos a pensar en esto podemos ver que hace 50 años la violencia era mucho más cruel. Hace 100 o 200 años había guerras con exterminios de poblaciones completas. Los actos violentos eran tan fuertes y frecuentes que muchos de ellos ni siquiera aparecen en los libros de historia oficial.

Ahora disfrutamos de bendiciones que ni siquiera los faraones egipcios conocían.

Pero si la violencia ha ido disminuyendo, ¿porqué se siente tan cercana, tan despiadada? ¿Porqué vivimos con miedo y pensando que es la peor era?

Por que tenemos un ego y un conjunto de opiniones que se enganchan muy fácilmente en el odio y miedo propagados por las redes sociales y los medios de difusión. Somos muy fáciles de manipular. Olvidamos los mejores ángeles de nuestra naturaleza: empatía, gratitud, auto-control, percepción de la moral y (la más importante) la razón. 

 

Sí hay solución a la violencia y a la decadencia

Es curioso ver cómo la gente se queja de lo horrible que es el mundo desde la comodidad de su escritorio o desde su teléfono móvil, sentados en un café. Todos parecen ser expertos, revolucionarios y activistas mientras se quejan usando Internet, que es la punta de las comunicaciones humanas y existe gracias al esfuerzo de millones de personas que han trabajado por nosotros.

El estudio del budismo zen nos abre la mente a una forma más ecuánime de ver las cosas. Nos hace entender lo que Steven Pinker y otros sociólogos nos dicen, para poder recuperar la gratitud y la fuerza. Tenemos mucho de todo. Nuestra actual pobreza no se compara a la pobreza de la antigüedad. Nuestros problemas de inseguridad actual no son ni una fracción de lo que eran.

No se trata de esconder la cabeza ante la violencia. No se trata de permitir que corruptos y criminales sigan causando daño. No se trata de huir de las necesidades de la humanidad. Todo lo contrario. Aceptamos el estado actual de las cosas para saber el terreno que pisamos y comenzar a construir un mejor futuro.

Lo que el zen nos da es la calma para ver que todos los grandes cambios sociales jamás se darán de forma inmediata, por más berrinche que hagamos.

Lo que la práctica budista nos da es la inteligencia para que la compasión sea prioritaria en nuestra mente y sea parte fundamental de la educación de los jóvenes.

Estos actuales problemas de violencia de género o de racismo, no son nuevos. Los hemos cultivado por siglos y nos llevará siglos corregirlos. La práctica zen nos da la paciencia y entereza para nunca rendirnos y seguir un paso a la vez.

El Buda nos recuerda que todos los seres vivos sufrimos, pero todos somos dignos de compasión. Todos somos buda, somos lo mismo. Sin división, sin fronteras, sin color, sin género.

No vamos a terminar con la violencia en una manifestación ni con un hashtag.

Cambiamos la historia cuidando de los demás, siguiendo el camino del bodhisattva. Forjamos el futuro cambiando desde dentro de nosotros, con cariño hacia nuestro cuerpomente y lo transmitimos a los más jóvenes… al mismo tiempo que trabajamos en una mejor sociedad siguiendo las reglas y siendo auténticamente honestos en la calidad de nuestros actos.

Haciendo de la meditación un parte de nuestro cuidado higiénico diario; educándonos en Gratitud, Compasión y Generosidad es posible educar niños que cambien la historia. Así gradualmente hasta llegar a minimizar la violencia.

La práctica zen nos recuerda que todo es vacío, que todo es silencio. Y comienza sentándonos en silencio en zazen.

 

Gracias por ayudar a Don Simón

Gracias por ayudar a Don Simón

 

Esta es una pequeña nota de agradecimiento. Don Simón, quien había sido robado de su modo de trabajo, ha recibido la ayuda que necesitaba.

Gracias a todos por su generosidad. Todos somos Budas 🙂

Gracias por ayudar a Don Simón

Ayudemos a Don Simón y aprende a meditar

 

Meta alcanzada. Don Simón ha recibido toda la ayuda. Gracias, gracias

 

Don Simón es uno de los millones de adultos mayores en México que necesitan trabajar para llevar comida a su mesa. No tiene otra forma de ingreso más que la venta de elotes, que hace recorriendo las calles de Cocula (Jalisco) en su triciclo.

Hace unos días fue robado y lo despojaron de su triciclo, dejándolo en serios aprietos porque él vive al día y no tiene manera de reponer su herramienta de trabajo.

Si está en tus posibilidades, por favor considera ayudar a Don Simón y yo te obsequio el taller de meditación Iniciando el Camino.

Es un taller completo de 6 semanas que consta de audios, meditaciones guiadas y lecturas. Está dirigido a principiantes y te ayudará a formar el hábito de meditar.

El procedimiento es el siguiente.

  1. Entra a la página de ayuda en Facebook. Ahí podrás leer la información y mirar el video.
  2. Contacta al Doctor Abdon «Toni» Virgen Pimienta ahí mismo. Él te indicará la manera de apoyar.
  3. Una vez que ayudes a Don Simón, escríbeme a elchocobuda ARROBA gmail.com y te mandaré el taller.

Compasión. Generosidad. Silencio. Tres valores que simplemente funcionan a mejorar la vida alguien que lo necesita.

Gracias 🙂

Invitación: Jornadas Académicas por el Bienestar Psicológico (Morelia, Michoacán)

Invitación: Jornadas Académicas por el Bienestar Psicológico (Morelia, Michoacán)

 

Queridos amigos, 

No es común que en Chocobuda tangamos textos externos. Pero esta es una excepción especial. Este es un post que escribe mi amiga y alumna Mariana, doctora en psicología. Nos invita a unirnos a una serie de eventos para todo público en beneficio de un profesor muy querido que necesita de nuestra ayuda. Si está en tus posibilidades, por favor ayuda y acude. Gracias.

Vaya que es difícil escribir estas líneas. El Dr. Enrique Murguía fue mi profesor en la maestría, me enseñó a ser terapeuta de niños. Pero no sólo quiero hablar de su excelente profesionalismo, su agudo ojo clínico o su adecuado manejo de las teorías y las técnicas; quiero hablar de su calidez al hacernos alguna retroalimentación al trabajo realizado, a su papel como papá y esposo fuera de su trabajo, a la alegría con la que nos acompañó a cenar en una kermesse o a comer tortas ahogadas.

Meses atrás sufrió un infarto cerebral que lo tuvo en coma por varias semanas. Desafortunadamente se encuentra en una situación en la que millones de mexicanos se encuentran, ya que al trabajar por honorarios no tenía acceso a seguridad social gratuita. En estos momentos se encuentra en lenta recuperación, pero la realidad apremia y la cuenta del hospital aumenta.

Es por eso que varios de sus exalumnos decidimos organizar unas jornadas académicas con la finalidad de recaudar fondos para pagar los gastos de hospitalización y rehabilitación. Porque no tenemos cómo agradecerle el habernos dado las más valiosas herramientas para ejercer nuestro oficio y dado que es lo que sabemos hacer mejor, cada quien trabajará un tema que domina, en taller o en conferencia. Así se obtienen muchas ganancias: compartimos lo que sabemos, los demás aprenden algo y además contribuyen a la salud de alguien más.

Por favor, asistan, colaboren y difundan. Se los agradezco de todo corazón.

Para más información y detalles consulta la página del evento en Facebook.

Bondad en el agua de mariachi

Bondad en el agua de mariachi

 

WTF. Ahora sí Chocobuda se volvió loco. ¡Está escribiendo estupideces!

Sí, siempre escribo cosas que no tienen sentido alguno. Pero esta vez hay una razón y es algo que me sucedió ayer. Así que dame unos minutos de tu tiempo para explicar el incomprensible encabezado.

Estos días han sido de introspección y de aprendizaje para mi por todos los movimientos políticos que hay en el mundo. Entre crisis de refugiados, crisis económica, conflicto armado y más: mi país está siendo afectado por decisiones de otras naciones, resultando en un descontento y angustia por la incertidumbre.

No, no abordaré ese tema en particular. Es suficiente decir que había demasiado odio y miedo circulando por las redes sociales. Terminé con pesadumbre y tristeza, por lo que me desconecté por completo. De cualquier manera tenía que prepararme para la clase de meditación con el grupo local, además de que tenía una cita con una pareja que me ha pedido oficiar su ceremonia nupcial.

Tan pronto salí a la calle el cielo azul de la tarde me saludó. Un viento fresco movía las hojas de un naranjo y el niño de en frente jugaba muy animado con su perro.

Caminé hacia la parada de autobús. Observé con atención plena. Una madre hablaba con su hija adolescente sobre los deberes de la escuela. La sonriente dueña de una tienda atendía a sus clientes. Se escuchaba música alegre de una casa. El conductor del transporte iba sumido en sus pensamientos, pero estaba trabajando para llevarme a mi destino sin preguntas y sin oponerse.

Bajé del autobús y miré más personas trabajando, comiendo en un café, más niños jugando.

Tenía algunos minutos antes de la cita, así que fui a una tienda de conveniencia a comprar una botella de agua. Tenía sed. Habían varias personas en fila para pagar y llamó mi atención que antes de mi estaba un mariachi.  Sí, era un músico de algún mariachi que estaba comprando algo para comer.

En la ciudad donde se inventó el mariachi no es extraño verlos por la calle, así que solo miré y esperé mi turno. Mostré mi botella y un billete para pagar, pero la cajera me dijo que no había cambio. Buscó en la caja registradora, en varios cajones y no tenía cambio. Le dije que no había ningún problema y regresé el agua a su lugar. Me regresó el dinero y salí de la tienda.

En la entrada el Sr. Mariachi me detuvo.

—Oye, no te quedes sin agua. Es horrible tener sed— y me entregó las monedas exactas para pagar la botella de agua. Me quedé helado y le expliqué que mi problema no era falta de dinero, sino que solo era falta de cambio en la tienda. De cualquier forma me vería con unas personas en algún café.

Sr. Mariachi insistió con una sonrisa franca y puso las monedas en mi mano.

—Por favor compra tu agua. Luego tú puedes comprar agua para otra persona—, dio la vuelta y se fue. No dijimos nuestros nombres. Regresé a la tienda y compré la botella.

Al salir comencé a llorar de felicidad y humildad. Muchas cosas me quedaron claras.

La experiencia de ser humano incluye miles de cosas que no nos gustan. Siempre ha sido así y siempre lo será. Somos inconformes e ingratos por naturaleza. Es muy fácil engancharse en el mensaje de miedo que nos venden las noticias, resultando en una constante metralla de insultos, desesperación y separación. En todas las eras de la humanidad han habido personas que causan daño, políticos corruptos y conflictos. Desde que nací los medios de comunicación explotan el miedo, distorsionando la mente de la audiencia para mantenerlos enganchados y colocar más publicidad.

Ahora con las redes sociales hay más odio circulando, más separación y es muy fácil deprimirse para convertir la vida en una experiencia miserable.

No estoy diciendo que no hayan cosas para resolver. No soy tan ingenuo. Sólo estoy diciendo que caer en el juego del bully es muy muy fácil cuando no mantenemos la calma y la responsabilidad para actuar. Engancharnos en el miedo se ha convertido en parte de nuestra cultura y necesitamos ver a través de él para poder pensar con claridad.

Hay cosas maravillosas por las que debemos vivir y estar agradecidos: un cielo azul; un sol que volverá a salir mañana para dar calor y más oportunidades; madres que lo dan todo por sus hijos; trabajadores honestos; parejas dispuestas a formar un hogar de ceros.

Todo esto existe y es más trascendente que el miedo mismo. Es la vida expresándose, cultivando más vida, creando y siendo ella.

Somos parte de la vida, tan solo una pequeña expresión y a ella no le importan nuestros problemas o políticas. Si comprendemos esto podremos destruir todo tipo de barrera y regresar a ser Uno.

La Gratitud, Compasión y Generosidad son valores más grandes que tú y que yo. Necesitamos abrazarlos y convertirlos en nuestra religión. Sólo así se puede abrir el corazón para que el servicio a los demás sea la base de la felicidad y para inspirar a los jóvenes. Esta es la manera de solucionar los grandes problemas de la humanidad.

Existe la bondad en el agua de mariachi y no podría estar más feliz.

 

Día Mundial Sin Auto… ¡Mejor una VIDA sin auto!

Día Mundial Sin Auto… ¡Mejor una VIDA sin auto!

Aclaración: Este texto lo escribí hace algunos años, pero sigue estado vigente. Actualmente no tengo auto y llevo así casi 10 años. No lo extraño, no lo necesito y mi vida mejoró radicalmente cuando me deshice del último. Comparto para aquellos que tienen la duda de cómo es la vida sin uno.

Me llama la atención que le hacen mucha publicidad al Día Mundial Sin Auto (21 o 22 de septiembre), como si fuera una actividad exclusiva, un sacrificio que hacemos por la Madre Tierra.

El no usar tu auto por un día pretende hacerte sentir bien porque eres uno de los que sí hacen algo por el calentamiento global y toda esa colección de argumentos.

Lo que en realidad necesitamos es promover Una Vida SIN Auto y celebrarla todos los días.

Ya sé lo que estás pensando: Es que lo necesito, es que es por seguridad, es que se ven bonitos, es que soy aficionado a los autos…

Por desgracia en las culturas de Latino América tenemos muy bien identificado el estatus y el clasicismo. Un buen auto te vuelve mejor persona, más poderoso y te permite entrar a mejores círculos sociales. Creo que eso es muy triste.

Te reto a que pienses 5 argumentos honestos y reales por los cuáles tu vida sea más feliz con un auto. Creo que no vas a llegar ni a 3.

Si piensas objetivamente, si eres honesto contigo mismo;  a menos que tu trabajo sea repartir bienes, nadie necesita un auto.

Un auto y toda su mercadotecnia te da las siguientes…

Ilusiones de tener auto

  • Seguridad. Falso. Si pretenden robarte lo harán en tu auto, sin él o en tu casa. Lo más coherente que puedes hacer en cuestión de seguridad es reducir los riesgos. Ya sea por asaltos o accidentes, el auto aumenta el riesgo. Tener auto te vuelve ostentoso porque primero viene el modelo del año, luego el mega sistema de audio, luego el iPod y el GPS. Poco a poco te conviertes en mejor target para el crimen.
  • Estatus. Falso. Lo que te da éxito en la vida son tus acciones, tus palabras de aliento, que la gente a tu lado sea feliz. El que poseas cosas por estatus te vuelve frío.
  • Tranquilidad. Falso. El tener auto te da muchas capas extras de estrés. Quizá no te des cuenta al principio, pero con el paso del tiempo se vuelve una carga para la vida. Sólo por mencionar algunas de estas capas de tensión gratuita: impuestos, combustible, reparaciones, permisos, licencias, placas, verificaciones, multas, estacionamiento y pensión.
  • Comodidad. Falso. Pasar 3 o más horas en el tráfico, ¿te parece cómodo? No lo creo. Tampoco es muy cómodo estar esquivando otros conductores o cuidarte de la policía.
  • Tiempo. ¿Crees que el auto te hace llegar más rápido a donde vayas? No hay nada más erróneo. Tienes que ver este video. LINK

No es que tenga yo algo en contra de la industria automotriz. Al contrario, ha sido determinante para llevar esta civilización hasta donde está, pero creo que es momento de frenarla en beneficio de nosotros mismos.

¿Porqué digo todo esto? Por pura experiencia personal.

Después de 15 años de tener varios autos, un día vendí el último. De pronto mi vida cambió para siempre porque pude ver, con otros ojos, cómo era mi ciudad y su gente. Y a pesar de que viví casi toda mi vida en la Ciudad de México, NUNCA tuve ningún asalto ni fui víctima de algún crimen.

Por el contrario, esa decisión me hizo una persona muy feliz.

Beneficios de vivir sin auto

  • Seguridad. Como mencioné, jamás tuve ningún tipo de problema al usar transporte público. También reduces MUCHO los riesgos porque no tener auto evita que salgas de noche, no eres ostentoso y como en la selva, la seguridad se da en manada, no en aislamiento.
  • Tranquilidad. Al no tener auto no erradicas cientos de factores qué micro-administrar. También está el hecho de que no tienes que lidiar con otros conductores. La vida se vuelve muy buena.
  • Tiempo. Vivir sin auto me regresó a devorar libros, cómics y escuché cientos de podcasts. Me di cuenta que de mi casa al trabajo hacía menos tiempo en transporte público que en auto.
  • Economía. El no tener auto es como si te subieran el sueldo. En países desarrollados tener auto implica gastar cerca de US$8,000 al año. En México el gasto por tener auto es de aproximadamente $50,000, que se esfuman en el éter. Los gastas sin darte cuenta, pero si ese dinero mejor lo inviertes, al final del año vas a estar muy feliz.
  • Ecología real. ¿Autos con mejores motores? ¿Combustibles inteligentes? ¿Empresas socialmente responsables? Ninguno de estos argumentos mercadológicos puede vencer a una sencilla verdad: caminar o usar la bici son las actividades más ecológicas que existen.
  • Ejercicio. Estar sin auto me hizo caminar. Mucho. Y no tengo qué decirte los beneficios que esto trae a tu salud.
  • Conciencia. Estar encerrado 4 horas al día en un auto te aisla del mundo. No ves lo que hay en la calle, a la gente, no convives con nadie, no puedes observar las historias que los ojos de los demás cuentan.

Ya sé que me vas a decir que el transporte público apesta, que todos van apretados, que los conductores son como simios, que los hombres ven con lujuria a las mujeres y todo el check list acostumbrado. Sin embargo, son tiempos difíciles para la economía y para la seguridad.

Creo que hay que dejar de lado las pretensiones y pensar en maneras óptimas en las que podamos vivir mejor. El tráfico en las ciudades siempre va a empeorar y no lo contrario. La seguridad igual. El no tener auto aminora riesgos y te devuelve el control de muchos aspectos de tu vida. También te vuelve más puntual porque te obliga a salir con buen tiempo de casa.

Yo pude deshacerme de mi auto hace 3 años y soy muy feliz. Y si yo pude, que soy un tipo normal, sin ninguna especie de cualidad extra a las tuyas, estoy seguro que tú también.

Es cuestión de pensar y actuar.

Nota choco budista: Aprender a ver la vida como es, aceptarla sin apegarte a lo material es practicar Aceptación. Esta cualidad del budismo nos enseña a tomar la vida como es.