Cinito del Tío Chocobuda presenta: The Big Lebowski

Cinito del Tío Chocobuda presenta: The Big Lebowski

Cuando era niño, durante el pleistoceno, la maravilla del VHS y Beta no habían sido inventados. Mucho menos Netflix. Para ver películas en casa, la gente compraba proyectores de cine caseros y las películas venían en latas. Las latas contenían carretes de cintas de celuloide de películas en formato de 8mm, y un filme completo como Tiburón, ocupaba hasta 6 latas de cinta.

Y claro que solo la gente con mucho dinero podía tener cine en casa, porque todo eso tenía que ser importado o comprado de contrabando.

En México se usaba que los vecinos con proyector organizaban noches de cine a las que se les llamaba «cinito». Y el dueño del cinito se convertía en tío (como en hermano de mi padre) honorario de los niños del vecindario.

Uno de mis recuerdos más preciados es cuando veíamos Star Wars con doblada al castellado. Chewbacca era Masca Tabaco y Luke Skywalker era Lucas Trotacielos.

Este contexto sirve, pues, para darles la bienvenida al Cinito del Tío Chocobuda, nuestro club de cine budista. Veremos y discutiremos películas y series relevantes para nuestra práctica. En cada filme hablaré sobre el Dharma y las enseñanzas que nos deja para nuestra práctica budista.

Aclaro que no hablaremos de la parte técnica ni artística de cada película. Será una charla entre amigos que no saben nada de cine.

La dinámica será:

  • Invitación a ver una película y dar fecha límite. Cada uno debe ver la película por sus propios medios.
  • Comentarla en el foro.
  • Programar una charla por Zoom.

Para participar es necesario ser miembro de Grupo Zen Ryokan.

Será una actividad que nos integrará más como comunidad. Espero que puedan acompañarme.

La primera película que vimos fue Las Estaciones de la Vida. Para nuestra segunda función veremos The Big Lebowski.

Es considerada una de las más grandes comedias de la historia del cine. No solo es un film que hace reír, sino que contiene mucha sabiduría Zen en cada rincón.

Es un filme de 1998, dirigido por los hermanos Cohen (¿o serán los hermanos Koan?), que habla de las aventuras de un hombre común y corriente. Sí, así de mundano y simple.

La ficha técnica está aquí: https://es.wikipedia.org/wiki/El_gran_Lebowski

La cita para la charla por Zoom es para el sábado 5 de febrero de 2022, a las 10:00 AM (CDMX). La información para Zoom será publicada en el foro, aquí.

Aún hay tiempo. ¡Hay que ver esta película!

Comentario sobre Primavera, Verano, Otoño, Invierno… Primavera [Cinito del tío Chocobuda]

Tenía mucho tiempo que no hacía una reseña de película, pero éste filme vale mucho la pena. Recomiendo ver la película antes. Si no la puedes ver por restricciones de país, usa una VPN como TunnerBear.

Primavera, Verano, Otoño, Invierno… Primavera (Bom yeoreum gaeul gyeoul geurigo bom), del director Ki-duk Kim, Corea, 2003; es una película importante porque contiene mucha sabiduría zen que pasa desapercibida para muchos. Sin embargo los temas principales son claros.

Habla de cómo nacen los apegos y las aversiones, cómo son una gran carga y se convierten en veneno que nos mata el alma.

Al perder el control de nuestros pensamientos sobre las cosas que nos gustan, las vamos cargando en la espalda. Se convierten en pesadas rocas que arrastramos por la vida. Y un apego trae otro. Y otro. Y otro. Pasan los años y estamos llenos de basura que nos paraliza, que nos fija en un punto y no nos deja mover ni respirar.

Cuando luchamos activamente por evitar el dolor, por alejar de nosotros las cosas que no queremos y nos hacen infelices, generamos aversiones. Y son igual de dañinas que los apegos. Cargamos estos costales con veneno y espinas en la espalda. Se apilan uno a uno.

Tanto apegos como aversiones son adictivos. Desarrollamos apego a los apegos. Por ejemplo, alguien que colecciona películas. Compra por comprar. Va llenando cajas y cajas de películas que no verá. Compra ediciones especiales, las que traen figuras o algún premio. Y cuando tiene que mudarse de casa, resulta que no puede porque tiene que tirar lo acumulado.

Ambos llevan directo al sufrimiento. Pero es un sufrimiento expansivo, que se transmite como virus. La persona que lleva el veneno de apegos o aversiones, contagia a quienes lo rodean.

Piensen, por ejemplo, en alguien como Hitler. Su aversión por otros seres humanos se expandió tanto como para envenenar a toda una nación.

Piensen en Estados Unidos, cuyo apego por el poder y el dinero han destrozado culturas enteras, generando millones víctimas.

La película habla sobre apegos y lo podemos ver cómo el joven no puede controlar el deseo por la chica. Al grado de sufrir tanto como para abandonar a su maestro.

El joven creó tanto miedo y aversión por estar sin ella, que llegó al asesinato.

Pero así como el filme habla de apegos, también habla de redención, reconstrucción, renunciación, disciplina y (MUY IMPORTANTE), compasión.

El joven comienza su redención cuando se corta el cabello, símbolo de la arrogancia y la vanidad. Por eso los monjes renunciamos al cabello, que es un apego vacío.

Entonces el maestro le pide grabar el Sutra del Corazón en el suelo. Este verso es el más importante para el budismo zen porque nos enseña que todo en la vida está vacío. Nos dice que todo lo que pensamos, lo que imaginamos, lo que sentimos no es la realidad, es sólo nuestra muy pequeña experiencia de las cosas. El Sutra nos dice que en una mente sin apegos no hay miedo, no hay envejecimiento, no hay auto engaños. El Sutra enseña que llegando a tocar el Silencio durante la meditación, todo el sufrimiento se va. Nos enseña que todo en la vida se acaba y que justo por eso, la vida misma es una joya hermosa que debemos cuidar. Nos dice que hay que vivir con compasión y que el Nirvana no hay que buscarlo… porque vivimos en él, aquí y ahora.

El lago apacible, que refleja todo y es un personaje más, en el que se ve pasar la vida, en que vive el maestro; es una metáfora de la mente. En el budismo zen la mente es un espejo que refleja todo lo que observa. Un espejo no juzga, no comenta, no ensucia la realidad. Un espejo sólo se limita a mostrar lo que hay aquí y ahora. Eso es todo.

El lago es la mente. Y el joven monje es quien ensucia el lago con sus deseos y aversiones, con sus pasiones.

Sí, para el budismo, las pasiones son destructivas y siempre llevan al sufrimiento. Porque la pasión es el sentimiento fuera de control, que busca llenarse de más y más. Se alimenta a sí misma. La pasión es la pérdida de la razón y de la inteligencia. Es un estado alterado de la mente que transforma la realidad y genera fantasías y más deseo. Las pasiones nos vuelven estúpidos.

Pero la pasión termina con una explosión nuclear que deja todo devastado y calcinado. Sólo recuerden las pasiones adolescentes o los deseos por poseer a alguien. Nunca, nunca terminan bien.

Las pasiones son el extremo opuesto de las depresiones. Ambos nos hacen sufrir, a pesar de la pasión es seductora porque genera endorfinas. Pero éstas terminan y nos dejan vacíos.

El zen nos enseña que es mejor siempre conservar la ecuanimidad. Así se puede disfrutar la vida de una forma simple, formando relaciones simples con las cosas, sin expandir o deformar la realidad.

El joven monje comienza su salida del inframundo cuando termina de grabar el Sutra del Corazón.

Entonces el maestro entiende que ya ha enseñado todo lo que tenía que enseñar. Pasan los días y se vuelve débil, le cuesta trabajo respirar. No tiene a nadie a quien pedir ayuda, nadie a quien recurrir y decide salir del Samsara por su propia mano.

En el budismo y en muchas culturas asiáticas, la inmolación es un símbolo de la Renunciación máxima. Se quema el cuerpo en vida porque de todas formas morirá y al estar libre del cuerpo, la esencia es libre de esta cadena suprema.

El maestro, que ya ha renunciado y es libre de todo apego, termina con su cuerpo para avanzar al siguiente nivel de conciencia. ¿Qué hay más allá? Sólo él sabe. Lo que es claro es que su tarea ya terminó y es hora de despedirse.

¿Y cómo se va? Como los grandes maestros, en meditación profunda.

Justo en la mitad de del invierno… no sabemos cuántos años han pasado, llega de regreso el joven monje. Ahora es un hombre maduro que ha cumplido su condena. Además demuestra madurez, auto control, disciplina y está dispuesto a llenar de luz la casa de su maestro.

Entrena, purifica su cuerpo con agua de deshielo, medita y limpia. Rescata las reliquias de su maestro para cuidarlas y protegerlas. Restaura la belleza cristalina del lago que refleja todo.

Y en el clímax de la película, el nuevo maestro hace un último homenaje al lago, cargando todos sus apegos cuesta arriba, mientras lleva en sus brazos una estatua de Avalokiteshvara. Ella es la representación de la compasión perfecta. Es la monja budista que lo dio todo para salvar a toda la humanidad. A menudo se le ve con 1000 brazos, que son todos nuestros brazos, somos todos los que estamos dispuestos a trabajar por los seres que sufren.

Avalokiteshvara-Guanyin-Loke?vara-Kanon es una heroína o héroe, no tiene sexo pero a la vez es la madre máxima, la doctora suprema que nos recibe con mil brazos de amor para enseñarnos el camino de la compasión. No dice que no a nadie y acepta a todos, sin importar credos, distancias, colores o universos. Es la bodhisattva que renunció a ascender al Nirvana para quedarse entre nosotros a enseñarnos el valor de trabajar para el bien de todos, de cuidarnos entre todos para avanzar todos juntos.

El joven monje lleva a Avalokiteshvara, quien descansa sobre los apegos (la rueda de molino) y mira serena hacia la mente tranquila.

Disciplina es liberación. Soltar los apegos es liberación. Compasión es liberación de todo sufrimiento.

Y todo esto para renacer y repetir el ciclo.

Gravedad: una involuntaria película budista

Gravedad: una involuntaria película budista

ADVERTENCIA: Este post contiene spoilers que arruinarán la película si no la has visto. Sigue bajo tu propio riesgo.

En otros lugares lo he dicho de forma muy apasionada: no me gusta ir a las salas de cine. Lo que sí disfruto mucho es ver películas, que es diferente.

Sin embargo, siendo tan fan de la ciencia ficción y sabiendo el suceso que es Gravedad, el nuevo filme del mexicano Alfonso Cuarón, asistí a verla. Dos veces.

Y estoy feliz porque es una de las mejores películas budistas que he visto en mi vida.

Con toda seguridad podrás encontrar una mejor reseña de Gravedad, así que este comentario sólo se enfocará al dharma contenido en Gravedad.

Desconozco si Cuarón es budista o no, pero si el guión de la película refleja su manera de pensar, debe ser una persona muy interesante.

Gravedad es la historia de los astronautas Ryan Stone (Sandra Bullock) y Matt Kowalski (George Clooney), y de cómo deben superar el desastre para regresar en una pieza a la Tierra. En verdad es una premisa simple y fácil de entender.

Pero debajo de esto hay una capa muy intensa y primitiva de emociones y arquetipos humanos que tocan las fibras más íntimas de la espiritualidad.

Ella es la Madre Tierra, los cimientos de la seguridad, lo que damos por hecho y lo que obviamos para seguir adelante con la vida.

Él es el Cazador, el fuego del Sol. Es el hambre de aventura, el fuego volcánico, la sabiduría que llega con la edad. Es el arquetipo del héroe clásico que se sacrifica para que la normalidad regrese a la Tierra.

A pesar de estar en gravedad cero, Ryan Stone es una mujer que cae hasta lo más bajo de su vida. Ya no existe más salida que su propia muerte.

Pero decide aceptar las cosas como están.  Aprende a dejar ir el pasado, a soltar el dolor y el luto. Extiende sus alas quemadas para sobrevolar la lava que la calcinaba, para nacer desde la matriz del planeta.

Gravedad contiene sabiduría arcana que por más de 2,500 años ha sido estudiada por el budismo:

Aceptación

La primera enseñanza del Buda fueron las Cuatro Nobles Verdades, en las que nos enfrentamos a la cruda realidad de que la vida incluye el sufrimiento. No podemos decir que estamos vivos sin aceptar que todos los seres sufren.

Entendemos que la raíz del sufrimiento son nuestros propios apegos y aversiones, pero que también existe una salida para el sufrimiento.

Nos aferramos tanto a nuestro estatus quo, que cualquier cosa que nos saque de ello nos causa terror. Rechazamos el cambio, aun cuando éste prometa bienestar.

Esta resistencia al estado actual de las cosas nos hace sufrir aun más.

Al aceptar la vida como está, lo que somos y lo que tenemos, el sufrimiento cesa.

Es necesario decir que aceptar las cosas como son, no significa conformismo. Sólo implica dejar de oponerse a la realidad para poder construir hacia arriba.

Desapego

Por desgracia la cultura occidental nos exige atarnos a lo que se pueda para vivir cargando piedras en la espalda. Y si se trata de luto y sufrimiento, somos expertos.

Apegarnos a las cosas es como querer contener la respiración para siempre. En algún momento tendremos que dejar ir el aire o moriremos de asfixia.

Sentir dolor por una separación, por una muerte y llorar de tristeza por días enteros, es parte de la experiencia humana. Es necesario porque es ahí donde valoramos la vida, las relaciones personales y nuestro lugar en el universo.

Cargar por siempre ese sufrimiento termina por amargarnos y, a la larga, impacta nuestra salud física y mental.

Dejar ir no es fácil, pero si primero entendemos y aceptamos las cosas como son, el camino será mucho menos duro.

Renacimiento

El renacimiento, para muchos, significa que al morir regresaremos a esta vida para seguir aprendiendo.

Pero renacer también se puede experimentar sin tener que cesar de existir. Lo vemos todo el tiempo, todos los días.

Al abrir los ojos en la mañana estamos renaciendo a nuevas posibilidades y oportunidades. Recibimos en las manos un puño de arcilla para moldear nuestra vida como queramos.

En ocasiones tenemos que caer y golpear fuertemente el suelo. Es una muerte simbólica en la que perdemos todo lo que nos hacía sentir seguros. Y de ahí nos reinventamos, nos reconstruímos poco a poco; con una nueva comprensión de la vida.

Renacer es una experiencia muy pesada, pero la más noble y espiritual de todas.

Con todo esto dicho, no pierdo de vista que Gravedad es una película comercial. Dudo que los productores hayan intentado dejar un mensaje budista a la humanidad.

Sin embargo, no pude evitar ver entre líneas.

Zen, la vida de Dogen [Chococinema]

Zen, la vida de Dogen [Chococinema]

Es muy curioso cómo el budismo zen tiene este halo de misticismo no merecido. Muchos piensan que zen significa estar en calma y sentarse a escuchar música new age.  Quizá se imaginen a seres con poderes arcanos que excretan arcoíris y que proyectan paz tan sólo por respirar.

Otros piensan que zen es meditar con inciensos caros. O simplemente no estresarse.

Y algunos van mucho más lejos y lanzan productos masivos con la etiqueta de Zen.

Pero, ¿qué es zen? ¿Cómo surgió? ¿Quiénes lo practican? Son preguntas recurrentes y que tienen respuesta.

Sin embargo nadie posee una definición absoluta de lo que es Zen. Lo único que puedo decir es que el meditador constante sabe y lo vive de tiempo completo.

Zen es el sonido del tráfico en la ciudad. Eso es zen.

El creador de esta rama del budismo mahayana se llamó Dogen, y fue un monje mendicante que viajó por China aprendiendo de maestros Chan y Taoístas.

A pesar de que existen pocos registros de su vida antes de ser monje, existe una película que plasma los hechos conocidos y arregla con ficción algunos otros.

Zen, dirigida en 2009 por Banmei Takahasi, nos presenta la vida del maestro budista que cambió la forma de vivir el budismo en Japón.

En esta película podemos tener un vistazo de las enseñanzas y viajes de Dogen, aprenderemos a meditar y porqué es importante.

Y, por supuesto, nos brinda un acercamiento a una buena definición de lo que es Zen.

Gracias a la magia de YouTube podemos disfrutar el filme en su totalidad. Así que date un tiempo para verlo y dime qué opinas en los comentarios.