Práctica: Actividades diarias

Cada pensamiento, acción y palabra que salen de ti son actividades sagradas. No porque provengan de un ser supremo, sino porque el simple hecho de estar vivo es una celebración del universo.

Lo que tú haces me afecta a mi. Lo que yo hago te afecta a ti. Somos seres vivos que formamos parte de un organismo único y el eco de nuestras acciones repercuten en todos lados.

El estrés, el trabajo, el tráfico, la risa, la tranquilidad, el amor y la violencia de la ciudad. Todo ello es parte de la vida y la aceptamos como es. Sin división y sin barreras. Sin rechazo.

Es imposible pedir respeto de los demás o del gobierno si no respetamos nuestra propia existencia.

Convertir nuestros días en experiencias espirituales nos vuelve personas más pacíficas y respetuosas con los demás. Esto no tiene nada que ver con religión o con budismo. Es puro sentido común.

Estas son algunas sugerencias.

 

Medita

Resta 20 minutos a Facebook o a la televisión e inviértelos en meditar. Esa es la base de la mente tranquila y de la concentración.

Es tan fácil como sentarte en silencio en un lugar tranquilo, con la espalda recta y poner atención plena en lo que pasa a tu alrededor. Es aun mejor si pones atención a tu respiración.

Con la práctica y el tiempo de práctica, notarás beneficios y conductas positivas que antes no tenías.

 

Al despertar

Comienza el día sonriendo, aunque nadie te haya contado ningún chiste. Solo sonríe por sonreír.

Luego repite este gatha (verso):

Esta mañana me comprometo a ver el mundo con claridad y como es, reducir la violencia y llevar compasión a todos los seres vivos.

 

Al hablar

¿Lo que dirás es constructivo? ¿Ayuda a alguien? ¿Es verídico? ¿Promueve la amistad y la compasión?

Si la respuesta a cualquiera de esas preguntas es no, mejor guarda silencio.

 

Al comer

Cuando lleves alimento a tu boca, agradece profundamente a todos los seres vivos involucrados en tu manutención. Desde el sol que da energía, hasta la Madre Tierra. Desde la planta y animales que dan su vida, hasta el agricultor y el trabajador de la fábrica. Desde el chofer del camión repartidor, hasta el personal del banco que mueve el dinero para que compres comida.

Tu alimentación es la culminación de una larga cadena de vidas que trabajaron por ti a cambio de un poco de tu dinero.

Piensa en todos ellos y agradece con sinceridad.

Pon toda tu atención en toda la experiencia que es comer, bocado a bocado.

Recuerda que los alimentos son medicina para mantenerte con vida. Como todos los medicamentos, si abusas de ellos, enfermarás.

 

Al trabajar

Todos necesitamos trabajar para mantener nuestra vida. Algunos trabajan en oficinas. Otros en fábricas. Algunos en casa.

Hay quienes construyen cosas, otros crean cosas y otros piensan en cosas. Algunos estudian cosas.

El trabajo es esencial para nuestro bienestar. Es lo que nos pone en los pies en la tierra y nos conecta al gran medio ambiente que nos rodea. A través del trabajo nos unimos con el universo y dejamos nuestra huella en él.

Si tienes esto en mente, podrás entender lo importante que es trabajar con la mayor dedicación y atención posibles.

No importa cuál sea tu trabajo, siempre es por el beneficio de todos.

 

Cuidar a todos los seres vivos

Esta es la espina dorsal de tu vida cotidiana. Si no cuidas de los demás, todos tus esfuerzos serán en vano.

Saluda a todos, cede el paso, ayuda a quien lo necesite, escucha a quien se acerque a ti.

Cuando entendemos que nuestra vida es el instrumento con el cual cuidamos y nutrimos a los demás, podemos comenzar a ver nuestra propia identidad y naturaleza verdaderas; al tiempo que nuestras vidas se vuelven completas y maravillosas.

Cada interacción social ofrece una oportunidad para cuidar a los demás. Sólo se necesita voluntad para actuar por el bien de quien se ponga frente a ti.

En verdad no es difícil y estarás creando un mundo en el que vale la pena vivir.