En estos momentos de mi vida soy fan de todo lo que implique hacer la existencia mucho más sencilla. El bombardeo de publicidad al que somos sometidos cada minuto del día es abrumador. Por todos lados nos llegan señales de que TENEMOS que comprar x artículo o servicio para ser felices.

El tener demasiadas cosas implica muchos puntos oscuros y los he experimentado uno a uno, de carne propia. Por ejemplo:
  • Más pertenencias implica más trabajo. Hay que limpiar, cuidar, pagar, ordenar, almacenar, catalogar más. 
  • Entre más cosas tienes, más saturado se ve tu hogar o espacio de trabajo. Aunque no lo notemos, esto genera estrés.
  • Si es necesario mudarte de casa, el tener muchas cosas implica más cajas que vas a acarrear de un lado a otro. 
  • Más chunches implica más apego. La mayoría de nosotros guardamos cosas debido a la carga emocional que les damos, no a su utilidad.
  • Estar preocupado por tener más, nos distrae de lo que vale la pena: disfrutar las experiencias, no las poseciones.
En nuestro estilo de vida impuesto por la mercadotecnia, el almacenar cosas nos hace sentir bien. Nos da una felicidad temporal que es reemplazada por el nuevo objeto que llega. Se acaba la felicidad y compramos el siguiente objeto. Y es una cadena interminable.
En el blog Zen Habits hay un artículo que me hizo pensar mucho en lo que almaceno. Se llama Diversión minimalista, el reto de las 100 cosas. Y es la búsqueda personal del autor por tener menos.
Y es justo lo que busco. Sencillez y sólo vivir mis pasiones, como escribir este blog o El Webonauta. No necesito 20,000 libros almacenados o 200 prendas de ropa para escribir. Tampoco necesito 10,000 cómics guardados en cajas para estar en un parque caminando de la mano con quien amo. De igual forma, no requiero el tener guardadas 2 millones de canciones para poder sentarme en el cine a disfrutar una película.
Además, el almacenar cosas me hace preguntar: ¿Cuántos libros puedes leer al mismo tiempo? ¿Cuántas playeras puedo usar en un día? ¿Cuántas canciones necesito portar conmigo, cuando sólo puedo escuchar una a la vez? La respuesta es: uno.
Por estas razones, le voy a entrar al reto de las 100 cosas. La idea es que únicamente poseamos 100 artículos de lo que sea. 
Este reto tiene algunas reglas, claro. No se consideran artículos de uso común en la casa, como la tele, artículos de cocina o muebles. Sólo es para cosas personales. 
Y es lo que voy a hacer. Primero haré un inventario de lo que tengo y luego iré desprendiéndome de lo que no necesito hasta llegar a 100 o menos.
Me quedaré con lo mínimo indispensable y les reportaré qué tal me va.
Ahora yo les pregunto: ¿Podrían vivir con sólo 100 cosas? 
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