¿Recuerdas la última película que disfrutaste? Ponla en tu mente. Regresa a esa tarde de fin de semana y piensa el porqué la disfrutaste.

Al final de la película volteaste a ver a tu acompañante, comentaron algo, se levantaron de sus asientos mientras los créditos aparecían en pantalla, y salieron de la sala para regresar a casa o para ir por un café.

Por si no lo notaste, los créditos eran un listado interminable de nombres. Actores, directores de arte, músicos, folley, contadores, diseñadores y un ejército de extras. Esos 2,000 nombres que aparecieron en la pantalla y que no viste, son las personas que hicieron posible que hayas tenido una tarde maravillosa en el cine.

Detrás de todo lo que disfrutas y usas, hasta lo más insignificante como tu ropa, el jabón, el volante de tu auto, las papas fritas, la botella de agua, la revista que lees, la computadora que estás usando en este momento, tus lentes, la silla; abosolutamente todo lo que te rodea en este instante, tiene horas de trabajo y dedicación de miles de personas.

Gracias a su trabajo y al tuyo, la civilización es lo que es.

Y aquí lanzo mi pregunta: ¿En algún punto te has detenido a dar gracias por todo lo que eres y tienes?

Estoy hablando de ser agradecido por todo lo que te rodea.

Naciste por una relación de dos personas, comes por el trabajo de miles de individuos anónimos y todo ese esfuerzo, junto con tu propio trabajo, pasa inadvertido casi siempre.

Estoy seguro de que el mundo sería un mejor lugar si tomáramos consciencia de todo esto y fuéramos realmente agradecidos por lo que tenemos.

En el budismo, la gratitud es prima hermana de la compasión y juntas funcionan para entender el lugar, esfuerzo y tiempo de las personas y experiencias que nos rodean.

Cuando sentimos gratitud, ya sea hacia la gente o hacia la vida, metta (amor gentil) nos seguirá como consecuencia. Al conectarnos con otra persona por medio de la gratitud, todas las barreras comienzan a derrumbarse.

Joseph Goldstein

Sentir gratitud es reconocer y comprender la labor y el cariño, la enseñanza de todas las experiencias que vivimos. Aun las situaciones más duras y amargas tienen un final del que, si somos inteligentes, aprenderemos y nos sentiremos agradecidos por las lecciones.

La gratitud nos da perspectiva de la importancia que tiene la vida y el universo en nuestra propia experiencia. Y, por consiguiente, nos explica el lugar que ocupamos en el cosmos.

Y lejos de todas las explicaciones filosóficas, la gratitud se siente bien. Dar gracias con una sonrisa o que nos den gracias, son situaciones que nos da felicidad en pequeñas dosis a lo largo del día.

Personalmente, cuando doy gracias, siento que colaboro un poco hacia un balance positivo tanto para mi, como para los demás.

Así que mira donde estás en este momento. Piensa en todas las personas que trabajaron para ti y piensa en todas las personas para quienes has trabajado. Piensa en todos los que te aman y piensa en quienes tú amas.

Respira profundo y di:

Gracias.

Nota choco budista: Estar atentos y conscientes de nuestro entorno y sentirnos agradecidos por ello; resultan de la Atención y Visión Correctas, que son parte del Camino Óctuple. Este camino nos lleva a una vida tranquila y feliz.

Ser agradecido no es un valor budista, sino humano. Cultívalo siempre.