En la vida todos nos hemos encontrado en la situación en la que pensamos necesitar algo para ser felices y estar contentos. Por ejemplo, podemos pensar que requerimos un auto nuevo o una televisión de modelo reciente para que nuestra vida esté completa.

También es muy común creer que nuestro bienestar depende de la reacción de otras personas; como decir «hasta que termines la carrera, voy a estar tranquilo», o «sólo él/ella me puede hacer feliz».

Este tipo de pensamientos, aunque no nos demos cuenta de ello, son bastante comunes y forman parte de nuestra cultura occidental. Ponemos nuestra felicidad en manos de otras circunstancias o personas, en lugar de mirar hacia adentro. Digamos que es un auto engaño en el que entramos porque no  queremos mirar las piedras enormes que carga nuestro corazón.

Me explico.

En budismo existen Tres Venenos de la mente y el corazón: la avaricia, la ira y la ignorancia. Estos tres factores ya los hemos cubierto antes, pero hoy me voy a enfocar en la ignorancia.

En el contexto budista, ser ignorante no significa un impedimento para leer o tener bajo nivel socio cultural.

Para el Buda, la ignorancia (moha, en pali) es el veneno más fuerte que hay porque desata la avaricia y la ira, que nos llevan a tomar malas decisiones no sólo para los demás, sino hacia nosotros mismos.

Ser ignorantes es cuando no podemos ver el potencial que tenemos adentro para ser felices y hacemos todo lo posible para que el universo cumpla nuestros caprichos.

¿Recuerdas cómo estabas cuando no tenías un reproductor de DVD? Lo veías en todas partes y mirabas a la gente en las tiendas comprando uno. Tus películas favoritas salían una tras otra y estabas seguro de necesitarlo (avaricia), pero no te alcanzaba el dinero porque al principio eran caros.  El no tener este aparato tecnológico te hacía sentir mal porque todo mundo ya tenía el suyo y tú no. Era muy frustrante (ira) y no descansaste hasta que tuviste el tuyo.

El mismo ejemplo se puede aplicar para parejas, amigos, autos, discos, libros, casas y todo lo que puedas imaginar.

Podemos desear algo con toda la fuerza del mundo, pero lo que nunca vemos es que este ciclo de avaricia-ira se dispara debido a que no volteamos hacia adentro para ver que necesitamos arreglar nuestro caos interno. Necesitamos querernos un poquito, antes de depositar nuestra felicidad en manos de terceros.

Este auto engaño se llama ignorancia.

¿Cómo se puede mejorar o erradicar la ignorancia?

En realidad no es tan difícil hacerlo. Sólo se necesita constancia y detenernos un poco antes de tomar una decisión. Sí, todo lo que hacemos es nuestra decisión. El amor, los amigos, las compras, el sufrimiento y la tristeza. Todo está en nuestras manos.

No tiene nada de malo querer comprar un DVD, un auto o una casa. Al contrario, creo que es magnífico que siempre estemos buscando la manera de mejorar nuestra vida. Lo que no debemos permitir es que el deseo nos provoque ira y frustración.

No sufrir, en pocas palabras.

Aquí les pongo una experiencia personal. Amo los video juegos. Con pasión insana. Tanto que por 10 años tuve una adicción muy fuerte hacia ellos y no podía parar, hasta que me di cuenta de que me estaba haciendo daño. En esos 10 años no produje ideas, no escribí, no pinté ni dibujé nada. Viví en una isla en la que sólo consumía y lo único que me hacía feliz era comprar los nuevos lanzamientos.

Un buen día me di cuenta de esto y decidí parar. No más video juegos, tomé el teclado y retomé la escritura. Regresé a mis cuentos, novela y blog.

Como siempre, me siguen gustando mucho y juego de vez en cuando (¿alguien dijo Starcraft II?), pero ya no soy infeliz si no los tengo. Terminé la ignorancia que me causaba desearlos y con la furia que me daba por no tener lo nuevo.

Terminar con la ignorancia nos da sabiduría y mejor marco de referencia para  toma de decisiones más acertadas. Pero primero tenemos que localizar qué es lo que nos está dañando, para luego soltarlo y que no cause infelicidad.

Terminar con la ignorancia para una vida minimalista

Una vida minimalista es en la que sólo se usa lo que realmente se necesita. Engancharnos en la ignorancia nos lleva por el camino de la ilusión de necesitar cosas para ser felices.

Antes de entrar en berrinche por no tener un nuevo teléfono móvil, hay que pensar que si el que tenemos está en buenas condiciones, hay que seguir usándolo un poco más. El ser humano llegó hasta donde está sin celulares.

Es mejor enfocarse en la experiencia misma de la vida que en los objetos o personas.

Un nuevo teléfono no te hace mejor persona. Ser amable, hablar con la verdad y siempre sonreir, sí.