Las palabras son tan innecesarias que no necesito mucho más para decir que el título de este post está tomado de Enjoy The Silence, de Depeche Mode. Así es, continuamos con esta mini serie de artículos dedicados a la vida en la oficina y hoy hablaremos de los chismes.

En términos de teoría de la comunicación, los chismes o rumores son una de las formas más antiguas que tenemos para compartir información y puntos de vista. Al ser transmitidos de una persona a otra, incluyen errores y variaciones a la versión original. También el chisme tiende a ser sobre una persona o de naturaleza trivial.

A pesar de que todas las sociedades nos beneficiamos con la transmisión informal de mensajes, con mucha frecuencia los rumores también pueden ser malintencionados y son una fuerza demasiado poderosa para detener.

Nos enganchamos en el chisme porque es adictivo saber cosas sobre la vida personal de otras personas o instituciones. Hace que la imaginación vuele de una manera negativa y lo usamos como un arma para destrozar.

En la oficina los chismes no son mejores que en la calle. De hecho, son una forma de ataque a un objetivo que no se puede defender en el momento.

Un arma para los cobardes

Cuando propagamos o escuchamos información negativa sobre alguien, estamos siendo parte de un sistema cobarde en el que se agrede a una persona a sus espaldas.

La regla de oro de la comunicación humana es: si tienes algo que decir, dilo de manera clara, honesta y de frente.

Recurrir a hablar a las espaldas de otros es aceptar que somos más débiles y que necesitamos artimañas para hacer valer nuestra existencia.

Una y otra vez he visto cómo en las oficinas la gente hace grupos pequeños para discutir la vida privada de sus compañeros. Y por desgracia he visto la devastación que dejan algunos rumores, al punto de enfermar físicamente a la víctima.

Verificar con la fuente

¿Qué hacer para no engancharse en chismes? No les des importancia. Si hay una persona que disfruta los chismes y está ansiosa por esparcir su «información», sólo di que estás ocupado y regresa a ella cuando se haya tranquilizado.

La única arma que tenemos contra los rumores es no engancharnos en ellos.

Si la persona o institución afectada tiene algo que decir, lo hará a su oportunidad.

Disfruta el silencio

Uno de los preceptos budistas que más trabajo cuesta comprender es el de el Habla Clara, que nos invita a que siempre hablemos con honestidad, de una manera cristalina y breve.

Si en tu oficina los rumores vuelan como balas en la guerra, la mejor herramienta es simplemente hablar poco y observar mucho.

Y tampoco des demasiada información personal, a menos que estés charlando con alguien que realmente te haya demostrado confianza.

¿Te gusta esparcir rumores? ¿Has sido víctima de ellos? ¡Grítalo en los comentarios!