Mi Zen Master me dice todo el tiempo:

Cada paso es una victoria completa. Cada paso es una llegada completa. Nada que ponerle, nada qué quitarle. Todos los momentos de tu vida son completos.

Y con esa filosofía, que dice mucho de la actitud que tomo en la vida, por fin corrí mis primeros 5 kilómetros el domingo pasado.

El aprendizaje fue enorme. No sólo porque vi cómo es el ambiente en una carrera deportiva, sino porque aprendí que este cuerpo de mamut puede correr, cansarse, lastimarse, pero seguir hasta el final.

A pesar de que no soy ajeno al ejercicio por mis años en artes marciales,  dejé de practicar por tanto tiempo que ya había olvidado lo que se siente retarte al punto del dolor.

Mi mente había guardado las lecciones que vienen de vivir con esa intensidad los momentos que llegan y no sabes cómo categorizarlos.

Y es que justo así es la vida. Todo el tiempo nos llegan situaciones a las que debemos adaptarnos para tomar decisiones; situaciones inesperadas y aprendizajes que si no tomamos, quedan en el olvido y no sirven de nada.

Pero tener altas expectativas y esperanzas para lograr tus metas no es suficiente. Hay que echar manos a la obra y comenzar.

A veces necesitamos poner de lado los planes, las grandes estrategias que surgen en nuestra mente porque al final se vuelven bloques insuperables.

Hay que comenzar. Un paso a la vez. Un minuto, una hora, un día a la vez. Buscar siempre poner un pie detrás del otro.

Es hoy el momento que necesitas vivir. Este segundo de este día es una victoria para la vida. Aun si estás deprimido, si sientes que no hay nada porqué luchar, la vida no se detiene y te pone en el asiento frontal para que experimentes todo en carne propia.

Si la vida no se detiene es mil veces mejor fluir con ella y adaptase, a quedarse mirando desde la tribuna. 

¿Hasta dónde llegaré con el running? No lo sé. No tengo idea. Lo único que es cierto es que mientras escribo esto mi mente está aquí, leyendo y construyendo un texto.

Cada paso que das es una llegada completa. Nada que agregar, nada que cambiar. 

No importa lo mal que esté la economía mundial, la seguridad, los políticos, el corazón. Aun con todas las complicaciones y barreras que existan, hoy es el mejor día de tu vida.