No es una coincidencia que la base de toda sociedad sea el núcleo familiar. En el seno de la familia aprendemos, crecemos y obtenemos las herramientas para enfrentar la vida adulta de la mejor forma posible.

Bajo la supervisión de los adultos y personas con más edad que nosotros, nos adentramos en la cultura y aprendemos a ser ciudadanos de nuestro país con la moral, la ética y la mística que nos inculcan. Nos integramos a la historia, patriotismo, religión, fiestas, celebraciones, modales y sistema de respeto de nuestros padres.

Una nación está formada por su gente y la gente está formada por la familia.

Estamos hechos de nuestros valores familiares y la gran mayoría nos sentimos satisfechos con ellos. Así ha sido la vida por generaciones y no tiene porqué cambiar. No hay necesidad alguna de cuestionar porque pensar demasiado es hasta inmoral ¿Correcto?

Esto viene a la cabeza porque basta leer las noticias del día para darnos cuenta que el mundo está cambiando fuertemente. Han habido revoluciones gestadas en las redes sociales, los sistemas legales y económicos de nuestros padres se están derrumbando y es imperativo un cambio de valores para la humanidad.

Pero los grandes cambios, los que quedan en los libros de historia, comienzan siempre por la célula más pequeña: tú.

Nos la pasamos quejándonos del sistema, los políticos, el dinero y depositando la responsabilidad de los problemas en terceros. Pero la semilla del cambio está en nuestras manos. En tus manos.

Entonces, si tú eres el agente del cambio que necesita el mundo, ¿no resulta lógico comenzar con lo que eres y lo que te forma?

Si lo que te forma es la familia… ¿Has cuestionado alguna vez tus valores familiares? ¿Lo que te enseñaron en casa es lo correcto? ¿No existe una mejor forma de comportarse y resolver los problemas?

Cuestionar todo es lo que nos hace comprender el mundo y adaptar la realidad a lo que funcione. Cuestionando hacemos que la ciencia y las sociedades avancen porque así entendemos lo que está mal o es poco eficiente; y trabajamos para inventar o mejorar.

Y la familia no puede quedarse fuera. Debemos cuestionar nuestros valores familiares, a pesar de que esto pueda ser considerado una falta de respeto hacia nuestros padres y abuelos.  Sólo así podemos mejorar y pasar una nueva cultura a las generaciones nacientes.

Algunos valores familiares a cuestionar y a mejorar son:

Alimentación. ¿Tradicionalmente, nos hemos alimentado bien? ¿Somos una familia basada en carbohidratos o mucha carne? ¿Hay historias de sobrepeso que se pudieron corregir? ¿Hay historias de gastritis por abuso de irritantes? ¿Realmente quiero vivir con sobrepeso, justo como los demás?

Alcohol. ¿Es lo normal ver al tío Paco vomitando de borracho? ¿Se usa el alcohol como pretexto de reuniones? ¿Es lo normal abusar del alcohol ante una desgracia o fiesta? ¿No existe una forma más sana y barata para celebrar?

Cultura. ¿Tenemos que escuchar este tipo de música? ¿No existe más entretenimiento que la TV y el soccer? ¿El equipo de soccer de mi padre, tiene que ser el mío? ¿De verdad tenemos que pasar el fin de semana así? ¿Qué hay más allá de esto? ¿Qué tipo de música, películas o TV hay en otros países?

Honestidad. ¿Justificamos el robo, la mentira y el abuso sólo porque somos pobres? ¿Robamos la electricidad, agua, cable u otros servicios? ¿Vemos como héroes a quienes tomaron ventaja de personas honestas? ¿Dejamos de pagar impuestos y soy parte de la corrupción del país?

Drama. ¿Necesitamos hacer drama por todo? ¿No sería mejor llevar una vida sin exageraciones y ver las cosas como son? ¿En lugar de quejarnos todo el tiempo, no sería mejor callarse y tomar acción?

Finanzas. ¿Llevamos finanzas sanas? ¿Es normal vivir con deuda? ¿No sería mejor ahorrar y prever? ¿No existe una mejor forma de controlar los gastos?

Superstición. ¿Realmente creo en todo lo que dicen los abuelos? ¿No existen formas más científicas de resolver problemas? ¿En verdad quiero depositar mi destino y responsabilidades en amuletos, astros o seres mágicos? ¿Qué pasa si uso la razón y me documento antes de creer a ciegas?

Religión. ¿En verdad hacen sentido las historias religiosas? ¿Creemos por convicción o porque me lo inculcaron? ¿La religión de mi familia es la única? ¿Estoy dispuesto a abrir mi mente a que existen más religiones? ¿En verdad me siento bien y libre siguiendo esta religión? ¿Es realmente necesario tener una religión?

Machismo. ¿De verdad queremos tratar a las mujeres así? ¿Es necesario aterrorizar emocionalmente o golpear? ¿Es necesario ser tan primitivos? ¿Porqué no respetar y caminar juntos?

Respeto. ¿Porqué tratamos así a los adultos mayores? ¿Por fuerza debemos menospreciar a los jóvenes? ¿Tenemos que burlarnos de la autoridad todo el tiempo?

Disciplina. ¿Nos damos demasiadas licencias para no cumplir metas? ¿Nos consentimos de más? ¿Posponemos las obligaciones ante la fiesta? ¿Dejamos todo de lado cuando estamos tristes?

Cuestionar y poner a prueba nuevas formas de pensar y de hacer las cosas, es la mejor herramienta para crecer y dejar de lado vicios que hemos arrastrado por generaciones. 

Con esto no faltamos al respeto a nuestros ancestros o padres, sólo estamos mejorando el sistema. Y quién sabe, quizá en el futuro el país también crezca.

¿Tienes el valor para cuestionar tus valores familiares?