Buscando la raíz de la felicidad, en diversos estudios ciencia y budismo convergen en los mismos puntos debido a que el enfoque humanista y de sentido común del dharma nos lleva de la mano a erradicar el sufrimiento.

Continuamos con la segunda parte del artículo. La primera parte la puedes leer aquí.

6. Tomar las riendas

La felicidad en el trabajo depende en qué tanta iniciativa tomes.

La investigadora Amy Wrzesniewski dice que «cuando expresas creatividad, ayudas a otros, sugieres mejorías o realizas actividades adicionales en el trabajo; hacemos nuestra labor más gratificante y nos sentimos más en control

La enseñanza budista sobre el trabajo se llama Medio de Vida Correcta y nos impulsa a ganarnos la vida de forma ética y constructiva.

Al trabajar contentos y seguros de lo que somos, sin preocuparnos del futuro, es más fácil ser creativos y dirigir a nuestro equipo a cumplir los objetivos planteados.

Tener iniciativa para terminar con nuestra lista de pendientes, sin procrastinar, acaba con el estrés y nos hace sentir completos aunque el trabajo en sí no nos guste.

7. Atesorar la amistad y la familia

«No sólo necesitamos relaciones. Necesitamos relaciones cercanas.»

A pesar de impulsar a sus monjes a dejar el hogar para estudiar de tiempo completo, el Buda atesoraba la relación que sus estudiantes tenían entre sí. En nuestros tiempos esto ha cambiado y toda la comunidad budista que se congrega en un lugar es llamada sangha, que es una de las Tres Gemas del budismo.

Los valores que mantienen unida a la familia y a los amigos son la generosidad, habla amable, ayuda mutua y unión en los eventos adversos.  El cultivo de estos destruye el egoísmo y la depresión.

8. Ver la vida por el lado amable

Los investigadores Ed Diener y Robert Biswas-Diener dicen que «la gente feliz ve las posibilidades, las oportunidades y el éxito. Son optimistas cuando piensan en el futuro. Cuando  recuerdan el pasado, saborean los puntos agradables

El budismo no nos alienta a tener esperanza o sentidos falsos de positivismo. Todo lo contrario. Es una doctrina muy dura y objetiva, pero por esa razón nos da herramientas para ver las cosas como son.

Cuando vemos la vida sin apegos, nuestra imaginación deja de fabricar fantasías siniestras sobre el futuro y acepta el pasado tal como es, sin juzgar lo bueno o malo. Nos es posible observar todas las opciones que se abren y las posibles soluciones a los problemas.

Se respira con menos peso en el pecho, sin caer en el cliché del optimismo hipócrita.

 9. Ser agradecidos

El autor Robert Emmons dice que «la gente que lleva diarios de gratitud de forma semanal son más sanas, más optimistas y logran más progreso hacia sus metas personales«.

Para el Buda uno de los factores que nos protegen del sufrimiento es la gratitud; porque entendemos que nos somos nada sin los demás, apreciamos lo que somos y tenemos y no nos cegamos ante la necesidad ajena.

También es importante decir que una persona agradecida (pero EN SERIO agradecida) tiene menos posibilidad de caer en depresión o en presunciones vacías.

Saber decir gracias nos da cimientos de realidad en la cual basar nuestra felicidad.

10. Hacer ejercicio

Un estudio de la Universidad de Duke nos dice que el ejercicio es tan efectivo como los medicamentos para tratar la depresión, sin tener efectos secundadrios.

En las enseñanzas dejadas por el Buda no hay nada relacionado con el ejercicio. Esto es debido a que en ese tiempo, más de 2,500 años en el pasado, la gente caminaba para transportarse y no habían los índices de obesidad que tenemos al día de hoy.

Sin embargo, muchos años después de la muerte del Buda, en las escuelas Shaolin, Chan y Zen; ahora se impulsa a las personas a cultivar el cuerpo tanto como la mente.

El budismo es el camino de en medio y es nuestra responsabilidad encontrar el punto justo entre sentarse por horas y tener un cuerpo entrenado.

Digamos que no nos sirve de nada ser intelectuales eméritos si tenemos un cuerpo propenso a enfermedades.

Y ahí lo tienen. En estos dos artículos vimos los puntos en los que budismo y ciencia convergen, llegando a encuentros muy afortunados para dar claridad en lo que nos hace felices.

Por cierto, en ningún punto de la lista aparecen autos, gadgets caros, ropa de diseñador, ni nada que se le parezca.

¿Crees que la lista está incompleta? ¿Estoy en un gran error? ¡Grítalo en los comentarios!

Este post está basado en 10 things science (and Buddhism) says will make you happy, publicado en www.wildmind.org