Una de las cosas que más me gustan el budismo es que es absolutamente realista. Es crudo y aquí no hay ni esperanzas ni sueños del futuro. No hay miel sobre hojuelas. Sólo hay realidad, trabajo y consecuencias (buenas y malas) de nuestras decisiones.

Ser budista no significa sólo leer libros o citas que motiven, sino que implica ser dueños de nuestros actos y aceptar la vida tal como es.

La vida tiene de todo: algerías, besos, aplausos, logros personales y salud. Pero también incluye tristeza, abandono, ira, derrotas, enfermedad y muerte. Es un sistema que se mueve al mismo tiempo y que es el engrane del universo.

Con el entrenamiento y práctica diaria aprendemos a ver las cosas como son, a fluir con la realidad y a aceptar todo lo que venga.

Y por más que lo rechacemos, la enfermedad es parte de la vida y tenemos que aprender a no rechazarla, sino a abrazarla y ser uno con ella. Rechazar la enfermedad reditúa en sufrimiento.

Esta crudeza budista no significa que debamos adoptar una actitud de derrota o nihilista, para nada. Lo que nos da el budismo es un terreno sólido en el cual pisar, para de ahí construir hacia arriba.

Al ser uno con la enfermedad estamos aceptando que es parte de nosotros y nosotros de ella. Sabemos qué es y sabemos que, como todo en el universo, no durará para siempre. Pero lo más importante es que el miedo se desvanece.

Entonces con estos elementos, es mucho más fácil tomar las acciones correctas para salir de la enfermedad y recuperar la salud.

Pero Chocobuda, es muy fácil aceptar una gripe. ¿Qué pasa con enfermedades serias como el cáncer?

Una gripe, infección estomacal, SIDA o cáncer no son diferentes. Son estados adversos en los que necesitamos comprender lo que pasa, perder el miedo y simplemente fuir con ellos para salir adelante… aun si el resultado es la muerte.

La enfermedad es perfecta. Es parte de la vida y no la podemos rechazar. Le da equilibrio y significado a la salud y nos hace valorar nuestros esfuerzos preventivos.

Es parte de la experiencia de estar vivos y con la mentalidad budista, aun en la enfermedad más grande, podemos estar en paz y sin sufrir.

Lectura recomendada: How to be sick, por Toni Bernhart. LINK