Cuando comenzamos a explorar y descubrir el budismo, muchas preguntas llenan nuestra cabeza. Para quien nace en casa católica, parecería que es una de las filosofías más extrañas y revolucionarias del mundo.

¿Cómo es posible que se pueda ser feliz con poco?  ¿El budismo no genera culpa?  ¿No te enseña que el sufrimiento es bueno para ganar el cielo? ¿Libertad e igualdad de géneros?

Con la investigación y práctica, estas cuestiones van encontrado respuesta. Poco a poco el practicante va adaptado la filosofía a su vida hasta que un día puede decir: soy budista.

El proceso puede durar muchos años, por supuesto. Y es que el budismo es tan antagónico al catolicismo, que un choque cultural sucede constantemente. Hay que sortear muchos obstáculos ideológicos y usar la razón para avanzar.

A pesar de que esta revolución del pensamiento es un proceso personal, no es un viaje solitario. Tenemos a la familia y los amigos acompañándonos en el trayecto; mismos que se opondrán y tendrán opiniones al respecto.

Pero hablando exclusivamente de los padres, surgen las preguntas clásicas: ¿Cómo les digo? ¿Cómo hacerles entender que el catolicismo no me llena? ¿Cómo evitar conflictos y que no se sientan traicionados?

Si nuestros padres son chapados a la antigua y no aceptan ideas nuevas con facilidad, explicar nuestra inclinación hacia el dharma puede ser un proceso de años.

En mi caso, hasta hace poco tiempo mi madre pensaba que el budismo era igual a adorar a satanás; y mi padre, al día de hoy, aun no lo entiende. Pero cada día que pasa los van aceptando más y se van abriendo a la idea.

Hacer entender a lo padres con palabras es posible, pero no hay nada como nuestros actos y nuestra felicidad para que se percaten que el cambio de filosofía es bueno.

Después de haber dicho todo esto, comparto unos consejos que pueden ayudar a suavizar las fricciones entre padres católicos e hijos budistas.

1. Conoce el dharma

Algunos padres católicos adoran acorralar a los hijos hasta dejarlos sin argumentos. En este punto es donde se generan más fricciones porque estos intercambios de razones pueden ser hirientes, resultando en que el hijo budista se rinda.

Cuando estudiamos con dedicación y practicamos diariamente, el dharma se vuelve parte de nuestra mentalidad. El conocimiento y la experimentación son acciones constantes que nos definen como budistas.

Si conocemos el dharma, será mucho más fácil explicar las razones filosóficas a cualquiera que nos pregunte. Y como resultado colateral, comprenderemos mucho más.

2. Vive por el dharma

Estudiar, leer muchos libros y saber páginas de Internet de memoria, es bueno. Pero todo ese conocimiento no sirve de nada si no se pone en práctica.

Estudia y lee. Pero nunca dejes de meditar y de ser generoso con todo el mundo.

Estas acciones reditúan en un cambio de conducta que la gente puede notar. El habla se vuelve más suave, la calma se suda y las sonrisas vienen de tiempo completo.

Y esto es lo que los padres verán casi de inmediato.

3.  No evangelices

Nunca, nunca, nunca debes intentar cambiar a las personas. Si el Buddhadharma te funciona a ti, felicidades. Pero eso no significa que debas convertir a todos los que te rodean.

Limítate a practicar para ti. Si alguien te pregunta sobre budismo, da tu mejor respuesta. Pero hasta ahí.

El camino budista es personal y cada quien debe llegar a él cuando sienta suficiente curiosidad.

4. Escucha sin resistencia

Cuando estés en medio de una avalancha de preguntas y argumentos de tus padres, no pierdas la cabeza. Escucha sin oponer resistencia.

Toma en cuenta que  verán tu cambio de filosofía como una ofensa a sus propios valores, así que conserva la calma. Los primeros días de cuestionamientos son los más duros.

Pon atención a sus palabras, pero también a su lenguaje corporal. Entiéndelos, pero dales elementos inteligentes para que comprendan. Es decir, sé amable y comparte lo que sepas con las palabras más sencillas.

Jamás hables mal del catolicismo u otras filosofías teístas.

5. Medita

Sentarse a meditar es la médula del budismo. No lo pierdas. Entre más medites tu mente comprenderá mejor el dharma y estarás más tranquilo para tu práctica.

Por supuesto, estos consejos son sólo una pequeña idea de cómo sortear el problema de los padres católicos. ¿Tienes algún otro que quieras compartir? ¡Adelante, para eso están los comentarios!