Hoy por la mañana me encontré con un artículo que hablaba de cómo se vive la pobreza en cierto país de primer mundo.

Habían argumentos como este: «se es pobre cuando no tienes para comprar pintura nueva para tu casa». Y seguía una discusión sobre las razones por las que la vida apesta debido a que no se puede cambiar el color de las paredes de la casa.

Eso me hizo pensar en cómo se vive la pobreza en otras partes del mundo, donde conseguir comida para el día es la fortuna más grande.

Y es que la pobreza es relativa a la cultura que la experimenta, pero como casi todas las situaciones humanas, a veces la pobreza es sólo una ilusión.

Es curioso que las personas más felices que he conocido en mi vida, ninguna es millonaria ni tiene una vida cercana a lo que el estilo de vida americano ha impuesto. Son personas más bien sencillas y con poco cargando en la espalda.

Por el contrario, he conocido a muchas personas que tienen todo lo que el dinero puede comprar y son miserables porque tienen mucho de qué preocuparse y mucho que cuidar. Su avaricia crece sin medida, impidiéndoles disfrutar una tarde tranquila, sin estar pensado en su siguiente gran esquema para ganar millones.

Es difícil no entrar en lugares comunes o cursis al hablar de pobreza y dinero, pero una verdad absoluta es que se es más feliz cuando se tiene menos.

Pero la pobreza no se trata de dinero. Aun cuando no hay que comer, se puede ser feliz.

No, no es un comentario lindo y motivador. Lo digo con conocimiento de causa. He estado varias ocasiones en la situación de que no tengo qué comer, pero eso jamás determinó mi felicidad. Esa es una historia para otra ocasión.

Con todo esto, he encontrado que eres pobre cuando

…dependes de objetos para ser feliz.

…trabajas sin parar para poder pagar todo por lo que te endeudaste.

…tienes una casa enorme en la que tu soledad parece monstruosa.

…no te das cuenta que en el mundo hay problemas más grandes que los tuyos.

…no puedes dormir por las presiones de la oficina.

…te la pasas trabajando por años, para pagar la cuenta del cardiólogo en tus 40’s.

…no tienes tiempo para aprender algo nuevo.

…nadie es amable contigo, debido a que te comportas como basura.

…no tienes la paciencia para leer una novela, tumbado en un sillón.

…no estás contento con tu cuerpo y lo modificas con químicos o intervenciones.

…detestas pasar horas en el tráfico, sin entender que el tráfico eres tú.

…pasas por encima de los demás para satisfacer tus propósitos personales.

…olvidaste a los viejos en tu familia.

…la lujuria no te permite pensar con claridad.

…buscas intoxicarte para evadir la realidad.

…piensas en «los mejores» años de tu vida, sin aceptar tu presente.

…pasas horas imaginando un futuro ideal y te sientes miserable cuando nunca llega.

…sufres por no poder tener lo último.

Eres la persona más pobre del mundo cuando, en tu ignorancia y avaricia, no puedes hacer nada por ayudar a los demás.

Y eres una persona miserable cuando te engañas pensando que todo lo que tienes te servirá para el futuro.