Era un día normal para Narayanan Krishnan en Bangalore.
El trabajo en el hotel había sido tan rudo como siempre. Se sentía cansado, pero estaba feliz porque había sido seleccionado como nuevo chef para trabajar en un hotel en Suiza.
La vida era muy buena. Era el rey del mundo.
Esa noche salió de trabajar para ir a casa. Y lo que vio en un callejón cambió su vida para siempre.
—Vi a un hombre muy viejo que literalmente, se estaba comiendo su propio excremento por el hambre, —recuerda Narayanan. —Regresé al hotel y pregunté qué tenían disponible. Tenían idli. Lo compré y se lo di al viejo. Créeme, nunca había visto a una persona comer tan rápido. Mientras comía, sus ojos estaban llenos de lágrimas. Eran las lágrimas de la felicidad».
Al igual que al Buda, el chef fue marcado de por vida por este hecho.
Luego de pensarlo, renunció a su trabajo y desde 2002 se dedica a alimentar a «los olvidados»: ancianos, pobres, enfermos mentales y hombres santos*.
Pero su labor no sólo abarca la alimentación. También corta el cabello y afeita a casi 400 personas al día. Es un trabajo de tiempo completo.
En palabras de Narayanan:
—Alimentamos a los indigentes, a los viejos y a los enfermos mentales que han sido abandonados por la sociedad. La gente está sufriendo por falta de alimento. Si no los alimentamos, morirán de hambre.
«Les corto el cabello, los afeito y los baño. Para ellos, sentirse de nuevo seres humanos ha tenido un gran impacto psicológico. Les da una mano en la cual apoyarse y esperanza para vivir.
«El alimento es una parte. El amor es la otra. Así que la comida les da nutrición física, pero el amor y afecto que les muestras les da nutrición mental.
«Todos tenemos 5.5 litros de sangre. Yo soy sólo un humano. Para mi todos son iguales.
«Existen miles y miles de personas sufriendo.
«¿Cuál es el propósito máximo de la vida? Es dar.
«Comienza a dar. Experimenta la felicidad de dar.
Esta inspiradora historia hace que nuestra mente vuele y pensamos que Narayanan y todas las personas generosas tienen un halo divino en ellos.
Pero esto está muy lejos de la realidad.
Narayan, tú o yo somos exactamente igual. Todos tenemos al rededor de 5.5 litros de sangre.
La diferencia es que él decidió dejar de lado su ego para mejorar a la humanidad.
Todos tenemos Naturaleza del Buda en nosotros. Es cuestión de quitar la basura que la cubre.
¿Hasta cuándo comenzarás a dar?
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* En India es común ver a los bikkhu en la calle. Son hombres que renunciaron a todo para buscar la iluminación. Viven en las calles en condiciones infrahumanas.