Este es el tercero de una serie de artículos sobre minimalismo de año nuevo. ¡Feliz 2013! Parte 1. Parte 2.

Durante la cena de Año Nuevo una persona me preguntó cuáles eran mis propósitos para 2013.

De inmediato respondí que mi único propósito es: comer diario.

Soy un convencido de que entre más metas y propósitos nos hagamos, menos cumplimos. Esto es porque nos llenamos de acciones y actividades que satura nuestra mente y perdemos enfoque.

Pensamos que al ser pretenciosos y querer comernos el mundo con la energía que trae el nuevo año, podremos contra todo y contra todos. Nos llenamos de expectativas y fabricamos futuros ideales en nuestra imaginación, bajo el pretexto de que la visualización nos ayudará.

Pero olvidamos que el ego se inflama con facilidad y nubla nuestra visión para que nos aferremos a estas fantasías.

Bajar de peso, viajar, levantarse más temprano, titularse… la lista puede ser interminable. Cuando estos propósitos no se cumplen nos sentimos frustrados y pequeños ante la crudeza de la realidad.

¿No sería mejor simplificar la lista? En lugar de 10 propósitos, es mejor plantearse sólo uno.

Por ejemplo, bajar de peso es quizá uno de los más comunes. Pero el problema es que sólo desearlo no nos lleva a ningún lado.  Lo siento, fans de The Secret; su Ley de la Atracción y su mecánica cuántica no sirven de nada si no se toman acciones realistas.

Para cumplir metas hay que ser inteligentes, trazar el camino y ponerse a trabajar. Bajar de peso implica cambiar los hábitos alimenticios, hacer ejercicio y acudir con un especialista; para comenzar a movernos hacia la meta un día a la vez.  Sin distracción.

Si mantuviste el enfoque e hiciste todo lo que debías, para diciembre (o antes) habrás llegado a tu objetivo.

La fórmula es simple: plantearse un único propósito, dividirlo en acciones ejecutables y llevarlas a cabo.

¿Porqué mi propósito fue comer diario?

Porque comer diario es una bendición y, por desgracia, no todas las personas en el mundo son tan afortunadas como para llevar arroz a la mesa.

Porque para comer diario necesito estar sano, tener la mente tranquila y productiva para poder trabajar. Si trabajo genero los recursos necesarios para llevar alimento a mi mesa.

Y cuando me alimento tengo energías para seguir adelante en esta gran y maravillosa aventura llamada vida.