El Zen Master Thich Nhat Hanh (se pronuncia Tik Ñat Jan) dijo alguna vez que todo el universo está contenido en un grano de frijol.

¿Cómo es esto posible? ¡Un simple frijol es sólo eso: un simple frijol! Sirve para comer y punto. 

Aunque es limitado, ese pensamiento es correcto.

Sin embargo, quien entrena budismo aprende a observar la Causalidad de todo lo que nos rodea y sabe que la afirmación del Master, es muy válida.

En un grano de frijol está contenido el poder y calor del sol, los procesos químicos y físicos que iniciaron el Big Bang, la bendición de la vida de la Madre Tierra, el trabajo de muchas personas, y además contiene nutrición que nos mantiene en pié para seguir adelante con la existencia. Esto lo decimos sin agregar emociones ni ideas preconcebidas. Las cosas como son.

Un simple e inocuo grano de frijol contiene al Universo y a la realidad misma. 

Somo nosotros los que decidimos ignorar su valor y las pequeñas conexiones que genera.

Cuando un grano de frijol llega a tu plato, significa que alguien lo tuvo que haber comprado. Esto mueve la economía, lo  que lleva más comida a las mesas de las personas que trabajaron en esta enorme cadena de sucesos. Tu compra generó empleos, dinero y nutrió a más personas.

Cada acto que realizas, por pequeño que sea, contiene al universo mismo. Tu esfuerzo o tu apatía siempre tienen repercusiones en la vida de miles y miles de personas, por medio de insignificantes conexiones que pasan desapercibidas.

Al descubrir el Universo Interconectado podemos apreciar no sólo lo que llega a nuestra mesa, sino la importancia de todos los seres que nos rodean; desde las bacterias que matas al cepillarte los dientes, hasta tu propio sacrificio para que las personas que amas tengan calidad de vida.

Tener conciencia sobre el Universo Interconectado mejora tu vida porque:

  • Te da responsabilidad sobre tus actos. Sí, tu ego y tus caprichos nos dañan a todos.
  • Te vuelve agradecido por lo que tienes.
  • Aprendes a respetar el esfuerzo de todos los seres (sí, las plantas y los microorganismos se incluyen).
  • Ves a los demás como tus iguales y aprendes que nadie es superior.
  • Te da perspectiva sobre tu nación y el mundo.
  • Te vuelve generoso.
  • ¡Te da libertad sobre tus prejuicios!
  • Te hará entender que puedes cambiar al mundo con pequeñas acciones.

Todo esto, claro, tiene que estar regulado por el sentido común y la ética. No dañar a ningún ser (ni a uno mismo) tiene que ser el eje rector.

La inacción y la apatía no son inocentes. En su origen, son actividades tan negativas como el robo o el asesinato porque su daño viaja en ondas, afectando a miles de seres.

Para lograr ver la delgada red de nexos universales, es necesario tener la mente en calma y aceptar la vida como es. El ego es un gran obstáculo porque nos hace ver sólo hacia nosotros mismos, ignorando y pasando sobre los demás.

Obvio, la meditación es la herramienta suprema para este efecto. No se necesita mucho. Sólo 10 minutos sentado en silencio, observando la respiración, es la mejor manera de comenzar.

Ejercicio

Antes de dormir, toma un grano de frijol, arroz, avena… lo que tengas a la mano.

Míralo por algunos minutos y piensa en el universo que está ahí contenido. Piensa en la Tierra, en el sol, las manos que trabajaron y en la persona que cocina para ti.

Y a todos diles: GRACIAS.

Les debes tu vida.