Las comunidades budistas en el mundo dedican algunos meses del año al Ango, que es un periodo de entrenamiento intenso y concentrado.

Tiene su origen en India antigua cuando, durante los meses que duraba el monzón, los monjes vagabundos mendicantes se reunían en un sólo lugar a estudiar, meditar y debatir. Lo hacían hasta que la lluvia paraba. Luego continuaban sus viajes.

Esta tradición milenaria se sigue observando al día de hoy, y la comunidad a la que pertenezco (Soto Zen) no es distinta. De septiembre a diciembre practicamos el Ango.

En las próximas semanas mi práctica será más intensa. Incluso más que en años anteriores porque ahora debo incorporar actividades monásticas y de estudio.

Para que tengas idea qué es lo que hace un monje durante el Ango, esta una pequeña lista de lo que me espera:

  • Zazen por más tiempo, más veces al día.
  • Participar en los zazenkai (ceremonias semanales con zazen de 90 minutos a 4 horas).
  • Participar en actividades de caridad en mi localidad.
  • Hacer donativos a instituciones de ayuda. Y elegí Médicos Sin Fronteras y a personas cercanas a mi que lo necesitan.
  • Practicar metta. Esta hermosa práctica se hace después de meditar e implica abrir el corazón para ser más compasivo con quienes sufren (incluido uno mismo).
  • Practicar el gatha de la comida. Es decir, agradecer cada alimento que llega a mi para nutrirme y sostener la práctica.
  • Práctica personal en pareja con otro miembro de la sangha.
  • Asistir a mis compañeros que estudian para recibir Jukai  preceptos del bodhisattva), en diciembre.
  • Dejar de lado dos pasiones o apegos para aprender a vivir sin ellos. Luego de mucho (pensar porque mis apegos son mínimos), decidí suspender mi ávida lectura de ciencia ficción y fantasía. Me enfocaré a leer sólo libros de budismo zen.

Suena intenso, ¿no?

La verdad es que no. Desde que celebré mi primer Ango, hace años, todas estas actividades se convirtieron en cotidianas. Ahora son hábitos.

Quizá la incorporación de la parte monástica sea la difícil, pero no imposible de sostener. Así que estaré un poquito ocupado. Si no publico con mucha frecuencia, ya sabes la razón.

Ahora, te estarás preguntando, ¿porqué escribo todo esto? Porque creo que nunca es tarde para cultivar un nuevo hábito.

Los expertos de productividad dicen que formar un nuevo hábito toma cerca de 1 mes.

Pero en mi experiencia, formar un hábito que perdure puede llevar unos buenos 3 meses. Y no, no tienes que usar una mega lista de pendientes como la que me han asignado.

Un sólo hábito es suficiente, siempre y cuando tengas un sistema, lo practiques con disciplina y estés dispuesto a aprender de los errores.

¿Cómo lograrlo? En el siguiente post escribiré al respecto.