Para muchas comunidades budistas los 3 últimos meses del año son especiales, pues se celebra el Ango. Es un período extendido de práctica, estudio y espiritualidad. Se estableció  originalmente para proteger del monzón a los monjes vagabundos y mendicantes en India antigua.

Lo que comenzó como una necesidad de protección del clima, se convirtió en tradición que sigue hasta estos días.

Para el budismo Soto Zen, el Ango se sigue celebrando durante los últimos tres meses del año. Culminará con un retiro de dos días llamado Rohatsu, en la primera semana de diciembre.

El Ango es la temporada donde dejamos atrás el ego y nos empujamos nuestros límites un poco más. Llevamos nuestra práctica a niveles más formales y hacemos zazen por más tiempo de lo normal.

Entendemos que el crecimiento personal siempre sucede fuera de nuestra comodidad. Es con determinación y disciplina cuando llegan los cambios a nuestra vida.

El participante de Ango debe hacer una serie de compromisos personales en los que el primer beneficiado será él mismo. Por ejemplo, dejar 3 cosas por las que se sienta apego; como comer chocolates o postres, fumar o pasar tiempo en redes sociales.

No hay trampas ni trucos. Si uno se auto-engaña, uno mismo resulta ser la primera víctima. Así que no hay más que avanzar un paso a la vez.

Para mi serán 3 meses de práctica y servicio fuertes, en donde:

  • Aumentaré mi tiempo de zazen de 40 a 50 minutos por la mañana. 20 minutos por la tarde. En domingo por la mañana (que es cuando tengo tiempo) será de entre 1:30 y 2:00 horas.
  • Leeré más libros de dharma, en especial uno que siempre me ha costado trabajo.
  • Coseré un nuevo rakusu.
  • Trabajar más en formalizar el grupo local GDL y online.
  • Donaré un poco más  de lo usual a organismos de ayuda humanitaria.
  • Haré de la compasión y la gratitud el centro absoluto de mi práctica.
  • Dedicaré aun más tiempo al estudio de formas, movimientos y ceremonias.
  • Bajar la cantidad de cacahuates que como. ¡Un elefante se sentiría opacado!

Ahora, todos estos objetivos podrían no cumplirse. Uno nunca sabe cómo atacará la Señora Impermanencia. Pero la idea es hacer lo posible para llevarlos a cabo.

Sí, se ve difícil. Pero ese es el punto: que cueste trabajo.

Ahora, no necesitas ser budista para practicar el Ango. Se trata de entender que el agua pacífica y tranquila se estanca. De vez en cuando es necesario convertirnos en ríos caudalosos y llenos de caídas.

Piensa algo que quieras lograr pero que no has llevado a cabo. ¿Leer más libros? ¿Correr una carrera de 5K? ¿Limpiar tu vocabulario? ¿Levantarte más temprano?

Si tienes un objetivo que cumplir, te invito a que unas al Ango 2015. Te conviene.

La primera persona beneficiada serás tú. Y luego el mundo que te rodea.

¿Me acompañas?