Antes de leer este post haz una pausa y piensa: ¿cuál es el significado de la palabra responsabilidad? 

En la vida me he topado muchas ocasiones con las frases «es que no eres responsable», «buscaremos a los responsables»,  «sé responsable de lo que haces», «es tu responsabilidad hacer esto o aquello«. Varía el contexto y la situación, pero la palabra responsabilidad es parte fuerte de la cultura occidental.

Todos sabemos que necesitamos ser responsables de nuestros actos, palabras, de nuestro cuerpo, de nuestra vida y cuerpo, de votar, de trabajar, de comer mejor. Necesitamos aceptar la responsabilidad que implica ser padres, trabajar, estudiar y pagar la tarjeta de crédito.

Estamos hasta el cuello con la palabra y la detestamos. La rechazamos y hacemos todo lo posible por mantenerla lejos. Esto es porque tenemos un problema profundo con el significado que le hemos dado.

Asumimos que responsabilidad significa obligación, culpa, deuda, lista de pendientes, trabajo forzado, peso, cadena.

Con esta relación tan horrible que llevamos con la palabra, no es sorpresa que nos cause malestar.

Recientemente, mientras estudiaba las Cuatro Nobles Verdades, encontré un viejo texto Rinzai que analizaba la palabra y me pareció tan acertado que cambió la manera en la que pienso:

Responsabilidad es libertad. 

Las raíces latinas son:

Responsum: respuesta.

bilis: sufijo. -que es capaz, -que puede.

Responsabilidad es la habilidad de respuesta que tenemos ante los fenómenos que nos rodean. 

Nuestra mente, nuestro cuerpo, la sociedad… todos los seres vivos tenemos una habilidad de respuesta ante las cosas que pasan en el universo. Si tenemos hambre respondemos buscando opciones de alimento. Si estamos cansados respondemos buscando opciones para sentarnos un momento. Si nos sentimos solos respondemos buscando opciones para acompañarnos. Si hay frío o calor, respondemos buscando la manera de que el clima nos sea más agradable. Ante el peligro respondemos ideando opciones para regresar a la seguridad.

Ser responsables nunca ha sido sobre sentirse encadenado u obligado a hacer cosas. Ser responsable implica la libertad de tener opciones para actuar, de desarrollar esta capacidad de respuesta natural para los seres vivos.

Ser responsables es entender las situaciones sin ceder a la ira o desesperación, para así abrir puertas y forjar puentes que afirmen la vida misma.

Shakyamuni Buda nos marcó un camino a seguir cuando nos dejó las Cuatro Nobles Verdades, pues al entenderlas sabemos que somos responsables de nuestra propia felicidad. Pero no es una obligación, sino es la entereza de mantenerse en calma para ver las millones de alternativas que están en nuestra nariz. No las vemos porque estamos muy ocupados sintiendo culpa y buscando culpables externos.

Vivir con responsabilidad es despertar el verdadero Ser, el que se funde con la vida y que trabaja con ella, no en contra.

Ser responsable es desarrollar la inteligencia para tener una vida plena con base en las múltiples opciones que siempre han estado ahí. En lugar de convertirse en cadena, nos da rango de acción y un sentimiento inigualable de tranquilidad.

Cambiar el concepto de responsabilidad es un koan por sí mismo, pues es nuestra responsablidad (búsqueda de opciones) legítima hacerlo.