En muchas tradiciones budistas del mundo el mes de mayo es importante porque celebramos Vesakha, Wesak, Vesak, Buda Purnima o cualquiera de los muchos nombres que el cumpleaños del Buda lleva.

No sabemos el día exacto del nacimiento de Shakyamuni, pero en el Concilio Mundial de Budistas celebrado en Sri Lanka en 1950, se decidió que se festejaría en la primera luna llena de mayo. Sin embargo la fecha cambia en cada país, dependiendo de sus tradiciones regionales y cultura. En Japón, por ejemplo, la festividad se llama Hanamatsuri y se observa en abril.

Pero independientemente de la fecha precisa, Vesak un día en el que la comunidad budista se regocija y se une para recordar el cumpleaños de nuestro Maestro Shakya-sama.

Los festejos cambian de acuerdo a cada lugar y persona, así que no hay una guía oficial para este auspicioso día. La única constante es que ponemos atención especial en nuestra práctica de compasión y generosidad.

Y es que Wesak es una celebración triple del nacimiento, iluminación y muerte del Buda. Todo en este universo nace, florece y trasciende a su propia naturaleza, regresando al flujo de la vida.

Celebramos el nacimiento de todo. Cada idea, cada sentimiento, cada ser vivo, cada momento tienen su punto de origen y se une con millones de otros nacimientos.

Todo lo que conforma el universo llega a un punto máximo de desarrollo. Ya sea una mariposa, la tristeza, la historia humana; absolutamente todo alcanza un apogeo…

Para luego envejecer, enfermar y reunirse con el Universo mismo, del que jamás ha estado separado.

El Buda era un hombre normal que creció, alcanzó la iluminación y trascendió por medio de sus enseñanzas. Dos mil quinientos años después siguen haciendo ondas en el tejido de la existencia.

 

¿Cómo celebrar Vesak?

En el Grupo Zen Ryokan (comunidad de este blog) tomamos el ejemplo del Buda: ayudamos a los demás, vemos por su felicidad. Donamos tiempo o dinero a causas nobles. Salvamos animales, plantas e insectos. Damos alimento y cobijo a los seres que lo necesiten. Apoyamos con donativos y alimento a nuestros maestros y monjes.

Limpiamos y decoramos nuestros altares con flores frescas y embellecemos el aire con inciensos de tonos de madera. Encendemos velas que simbolizan la iluminación y el dharma.

Y guardamos silencio en respeto y contemplación. Nos sentamos en zazen con dignidad y respeto a todos los maestros que nos preceden y nos han dejado sus enseñanzas. Entendemos que Buda y todo lo que nos rodea es un solo ser, perfecto e indivisible.

Feliz Vesak 🙂