Si no ves el camino, no lo ves aunque vayas caminando sobre él.
Cuando la caminas, la senda no está cerca, no está lejos.
Pero engañado, te encuentras montañas y ríos alejado de él.

—Master Shitou Xiqian, Sandokai ( La Identidad de lo Relativo y lo Absoluto)

La frase final de esta serie conjunta en pocas palabras lo que hemos aprendido.  Sin importar que califiques a una situación como buena, mala, dolorosa, afortunada o alienígena; todo lo que vives es parte de tu práctica espiritual. Lo es aún más si te inclinas hacia el budismo zen.

El Universo de Universos no contiene error alguno. Nunca tiene prisa. No llega tarde. No tiene capacidad de maldad o de implantar maldad en ninguna consciencia (ni siquiera en tu político o criminal más odiado).

El Multiverso lo contiene todo. Es luz. Es tiempo. Es sincronía. Cada elemento que lo conforma tiene un propósito y colabora para que todo lo demás exista.

La mente humana es tan pequeña y tan llena de basura pretensiosa, que no puede comprender esta verdad. Termina por aferrarse al concepto de ego, que es una mini isla en la que todo puede ser utilizado hasta su extinción.

Así vamos por esta Tierra pensando que nuestros problemas son universales, que son importantes. Creemos que con el nuevo teléfono móvil o auto más nuevo seremos más imprescindibles. Detestamos la vida por una llanta averiada. Queremos morir porque alguien optó por estar con alguien más. Elevamos murallas internas y externas. Creamos conflictos. Gritamos por nuestros derechos. Odiamos. Atacamos. Consumimos todo hasta exprimir la vida de lo que tocamos.

Cuando las cosas no salen como imaginamos o cuando las personas no actúan como planeamos, sufrimos.

Todo esto nos saca de equilibrio porque los pensamientos no cesan de atormentarnos. Pero es justo ahí donde está el truco de nuestra práctica budista: todo lo que pensamos es ficción.

La calma llega al entender que todo lo que encuentras es el Camino. Cada obstáculo, cada cosa que no te gusta, cada despedida, cada pensamiento tormentoso; todo es parte de tu práctica espiritual y está llena de aprendizaje.

Nuestra práctica consiste en aceptar y aprender para crecer, para ser de mayor utilidad a la vida.

El dharma nos da las herramientas para saber lo que pasa de manera intelecutal.

El zazen no sirve para absolutamente nada, por ello nos da el silencio para entender, para soltar.

 

Sandokai, la Identidad de lo Relativo y lo Absoluto

La mente del Gran Sabio de India fue íntimamente transmitida de Este a Oeste.
Entre los seres humanos hay hombres sabios y otros que lo son menos, pero en el camino no hay patriarca del Norte o del Sur.
La fuente sutil es clara y brillante, las corrientes marginales fluyen a través de la oscuridad.
Apegarse a las cosas es ilusión; encontrar lo absoluto no es todavía iluminación.
Todas y cada una de las esferas objetivas y subjetivas están relacionadas, al mismo tiempo son independientes.
Relacionadas, cada una en su trabajo, cada una en su lugar.
La forma hace cualidades y apariencias diferentes; el sonido distingue armonías y disonancias.
La obscuridad hace todas las palabras una, la brillantez distingue frases buenas y malas.
Los cuatro elementos regresan a su naturaleza como el niño a su madre.
El fuego es caliente, el viento se mueve; el agua es húmeda, la tierra dura.
Ojos ven, oídos oyen, hay olores, hay lo salado y lo agrio.
Cada uno es independiente de otro; causa y efecto tienen que retornar a la gran realidad.
Las palabras alto y bajo son usadas relativamente.
En la luz hay oscuridad, pero no trates de entender esa oscuridad; en la oscuridad hay luz pero no busques esa luz.
Luz y oscuridad son un par, como el pié de adelante y de atrás al caminar.
Cada cosa tiene su propio valor en sí misma y está relacionada, a todo lo demás en función y posición.
La vida ordinaria encaja en lo absoluto como una caja y su tapa.
Lo absoluto trabaja junto con lo relativo, como dos flechas encontrándose en el aire.
Leyendo palabras deberías comprender la gran realidad.
No juzgues por ninguna norma.
Si no ves el camino, no lo ves aunque vayas caminando sobre él.
Cuando la caminas, la senda no está cerca, no está lejos.
Pero engañado, te encuentras montañas y ríos alejado de él.
Digo respetuosamente a quienes deseen ser iluminados:
No se aparten del presente, no desperdicien su tiempo de noche o de día.


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