Este post pertenece a una serie de artículos que asocian una letra del abecedario con una palabra vinculada a la búsqueda de una vida tranquila.
Cada vez que pasamos por una experiencia que nos hace sentir incómodos o infelices, sufrimos.
Por ejemplo el tráfico. Pasar dos horas sentado, moviéndote en tu auto por ventanas de 2 metros cada 10 minutos, es altamente frustrante e incómodo. No importa qué tan buena sea la música que tengas en el auto y qué tan bien esté tu aire acondicionado, la realidad es que dedicarle 2 horas a no hacer nada más que avanzar un poco para llegar a tu destino, es una actividad que poco contribuye a tu paz mental.
Sin embargo, poco puedes hacer para remediar el problema. El parque vehicular del los países en desarrollo siempre aumenta y no para de crecer jamás. Entre muchos costos para la vida, el costo del tráfico es un alto precio que tenemos que pagar por vivir en una ciudad.
Por más berrinche y furia callejera generes a diario, el problema sólo se hará peor. No lo puedes cambiar.
Cuando entiendes cómo funciona tu realidad y dejas de luchar contra ella, la vida se vuelve mucho más cómoda. A eso se le llama aceptación.
El hecho de aceptar tu vida como está ahora y sólo fluir con ella, sin resistencia, te quita muchos toneladas de las que te gusta cargar en los hombros. La vida se vuelve mucho más amable y, casi de manera automática, sonríes mucho más.
Ahora es importante notar que aceptación no es igual a mediocridad. El tomar la vida justo como está, sin pelear contra la realidad, no significa que aceptes la derrota y te sientes a esperar la muerte.
Aceptación significa entender que las cosas no van a cambiar y tomar esta realidad como punto de partida para construir algo que te haga feliz.
Siguiendo con el ejemplo del tráfico: ya comprendimos que no podemos escapar de 2 o 3 horas de manejo para llegar al trabajo o escuela. Así es como funcionan las grandes ciudades. Ahora, ¿qué tal si en lugar de frustrarnos o enojarnos con todos los demás conductores, convertimos esas 2 horas en una experiencia didáctica?
Yo aprendí mandarín básico mientras manejaba hacia la oficina y aprendí un poco más de japonés, gracias a la magia del podcast.
¿Qué tal un buen audiolibro? En la red hay muchísimos audiolibros gratuitos que puedes bajara a tu reproductor de MP3 o quemar en CD para escuchar en el auto. También puedes escuchar muy buenos programas geeks.
Si no tienes auto y usas transporte público, ¿haz considerado que esas dos horas son muy buenas para leer un libro?
Creo que entiendes la idea. Cuando hay una situación adversa e incómoda que no puedes cambiar, en tus manos está dejar de sufrir por ello y buscar la oportunidad para convertirla en una plataforma de creatividad.
A eso se le llama aceptación.