Mira con atención el siguiente video. Está tomado en varias tiendas en Estados Unidos, pero no está muy alejado de nuestra realidad.
Esta gente no estaba huyendo de un peligro mortal. Tampoco avanzaba para defender su país. Y mucho menos estaban tratando de ir a ayudar a una persona en desgracia. No. Estaban a punto de comprar.
Lo más horrible de esto es ver cómo la gente pasa por encima, pisa y destroza a los que cayeron, sin detenerse ni un segundo para ayudar. Lo único que les importa es comprar una televisión o algún otro artículo.
Después de verlo siento mucha tristeza porque esto es en lo que la humanidad se ha convertido. En una especie que atropella, aplasta y mata para conseguir lo que cree necesitar.
Todas estas personas que vemos en el video están motivadas por la mercadotecnia, que ha instalado necesidades en su cerebro. Piensan que necesitan un nuevo sistema de sonido o una máquina para hacer ejercicio. Están dispuestos a pelear por ello.
En sus mentes tienen la fantasía de que van a ahorrar. Creen que un descuento de 30% les evitará gastar $1,000 menos en un artículo, pero en realidad están gastando más porque están comprando algo que no necesitan. Si no lo compraran se ahorrarían el 100%.
Podrías pensar ah, pero eso está pasando en Estados Unidos, donde la gente está loca. Sin embargo yo me pregunto, ¿estamos tan alejados de eso?
Yo creo que no.
Y no es que nosotros tengamos un Black Friday, pero lo que tenemos es mercadotecnia por todos lados que nos grita que para demostrar amor en navidad, hay que comprar.
Así que si piensas gastar tu dinero navideño en regalos, yo te tengo una revelación:
El amor se demuestra con actos diarios, constancia, amabilidad y dedicación.
Una televisión nueva jamás reemplazará a una tarde de charla con un café en la mesa. La experiencia de escuchar y pasar tiempo con quienes nos preocupan demuestran mucho más que un artículo comprado en una barata.
Al final, un artículo comprado en barata dice que nuestra preocupación y cariño también son baratos y nada que compres en una tienda reemplazará la experiencia humana.
Ya sé que el viejo clichè de regale afecto, no lo compre puede sonar desgastado, pero cuando se comprende el minimalismo, adquiere un nuevo significado. Creo que el tiempo que pasamos encerrados en una tienda departamental podría ser mejor empleado caminando en el parque o en una reunión con amigos.
Mi punto es que realmente necesitamos dejar de comprar cosas que no necesitamos y comenzar a pasar tiempo con las personas que amamos.
Es así de simple.