Es curioso cómo mi gusto por la música me ha guiado a encontrar títulos para esta mini serie de artículos. Esta vez tenemos el título prestado de Master and Servant, la canción clásica de Depeche Mode, para hablar de la mente de esclavo.
Quizá es muy probable que este término lo hayas escuchado alguna vez como forma de burla a alguien que agacha la cabeza y dice que sí a todo, incluso si esto va en contra de su dignidad o de su integridad física.
Esto sucede mucho en las oficinas dentro de las culturas latinoamericanas. El empleado agacha la cabeza, dice que sí a todo y no cuestiona. Sólo acepta las órdenes y es abusado por los jefes una y otra vez.
Al terminar del día, el empleado sólo suspira, regresa a casa abatido para dormir y repetir la rutina.
Este sistema de trabajo es un modelo anticuado y que deshumaniza tanto al empleado como al jefe/dueño de empresa. Pero es un modo de vida que jamás ha sido cuestionado porque siempre ha sido así. Nuestros abuelos trabajaron de esta forma, nuestros padres también y nosotros heredamos este horrible sistema de producción.
Aquí diré algo que prácticamente nadie ha mencionado y quienes lo piensan le dan la vuelta porque no sólo es complejo de entender, sino que encontrar la medicina es aun más difícil. Al menos en México nos comportamos como esclavos porque:
Somos un país de conquistados, no de conquistadores.
Por favor detente unos segundos en la anterior frase. Léela varias veces y trata de comprender las implicaciones. Para empezar te dará una visión muy profunda del porqué funcionan tan mal las cosas en el país.
Por medio de la violación a nuestros derechos humanos básicos, con el uso de la fuerza y la destrucción de nuestros pueblos, se implantaron cultura, religión y sistemas de producción que beneficiaron a quienes tenían espadas y pólvora.
No me malinterpretes, por favor. No soy de esos fans Hijos del Quinto Sol que se sienten aztecas y quieren regresar la gloria del imperio de Moctezuma. De hecho, no me importa. La conquista pasó hace tanto tiempo que sus consecuencias son lo que forma nuestra realidad hoy. Es nuestra vida y así funcionan las cosas. México es el resultado de una fusión de culturas y ahora nuestra riqueza radica en la diversidad.
Sin analizar de más la historia, es suficiente decir que al llegar una civilización poderosa, dispuesta a todo para adueñarse del territorio y sus recursos, los nativos eran castigados con tortura y muerte al pensar, cuestionar y asociarse para filosofar.
El aceptar el abuso, agachar la cabeza y decir sí, patrón a todo, se convirtió en idiosincrasia y esta en identidad nacional.
Así que en estos tiempos de vida oficinal ya podrás entender porqué cuando el dueño de la pólvora pide que trabajes 12 horas de pié, tú dirás sí, patrón y seguirás adelante.
Lo que hay que entender es que los tiempos cambian. La mentalidad de esclavo tiene que quedar en el pasado si lo que quieres es crecer y ser feliz.
Romper esta mentalidad es muy difícil. Hay presión personal por mantener el status quo. La familia te pide que te abraces al trabajo a pesar del abuso. Tus amigos te aplauden cuando dejas la vida y la salud por un empleo. ¿Te suena familiar la palabra gastritis?
Pero lo que importa es que es posible romper la mentalidad de esclavo.
Ofrece tu conocimiento y experiencia, no la vida
Entre muchas cosas que funcionan mal en nuestra sociedad, es que somos educados desde niños para obedecer al amo. ¿Cuántas veces no recibiste zapes (tortazos) porque no decías ¿mande? cuando alguien te hablaba?
Quizá sea una regla de buenas costumbres y urbanidad, pero si me lo preguntas, mande es una palabra muy poderosa que a nivel subconsciente nos pone en la mente que estamos para servir a un amo.
Extrapolado a la vida oficinal, este mande lo aplicamos diario. Aceptamos todo sin cuestionar, para luego quejarnos todo el tiempo y ser miserables.
Y es que al estar trabajando para cualquier negocio o empresa lo que nos debe quedar clarísimo es que estamos ofreciendo conocimiento y experiencia a cambio de dinero y prestaciones.
La vida está afuera de la oficina, con la familia, tus amigos y tus pasiones.
Cuando comprendes esto, ¿en verdad vale la pena provocarte gastritis y colitis a cambio de gritos y explotación? La respuesta es no, por supuesto.
Ahora, mi intención no es provocar una revolución comunista ni el movimiento obrero moderno. De ninguna manera.
Lo que quiero es que pensemos que para ser felices necesitamos dejar muy lejos la mentalidad de esclavo. Tenemos que vivir sin bajar la cabeza y trabajar en equipo para el bienestar de todos.
Quizá los dueños de empresas y jefes jamás comprendan esto, pero el cambio está en cada uno de nosotros. Ver por tu bienestar está en tus manos y sólo tú sabes hasta dónde el trabajo se debe convertir en una carga.
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