Ayer durante una discusión con respecto a este artículo de Forbes, unos grandes amigos y yo tuvimos una discusión sobre cómo enseñar a los niños sobre el desapego y generosidad, en un mundo que parece premiar a quienes toman ventaja y abusan de los demás.
El argumento de la plática se tornó a cómo enseñar estos valores, sin que se sea tan bueno que los demás pasen por encima de quienes practican la ética.
Lo que yo creo es que el desapego, la honestidad y la generosidad se pueden enseñar efectivamente a los pequeños. Y no, no es difícil. Requiere tiempo y dedicación, pero sobre todo, que nosotros mismos comprendamos el mensaje.
Ahora, estos mensajes no son del budismo. Son simplemente de sentido común. Entre menos compartido seas, más amargado y egocéntrico serás . Entre más mentiras digas, más solo te quedarás al final y tendrás consecuencias MUY graves que pagar.
Si los adultos comprendemos el mensaje, es más fácil pasarlo a los hijos.
Si tus hijos te ven sufriendo porque no tienes el automóvil X o los nuevos BD de Star Wars, les estás dando el mensaje de que sufrir por objetos es lo que se debe hacer.
Si tus hijos te ven insultando a alguien que te rebasó en la calle y luego le avientas el coche, les estás diciendo que tomar venganza es correcto y (peor aun) que usar armas para lograrlo es mejor. Sí, el «echarle lámina» a alguien es utilizar el coche como arma.
Si les dices a tus hijos que los Reyes Magos traen juguetes y luego lo desmientes, les estás diciendo que mentir está perfecto si esto crea una ilusión en la víctima. Lo siento, pero la enseñanza de Santa, los reyes y cualquier ser mágico, es nefasta. Destruye el sentido de la honestidad, los enseñamos a esconder cosas y a manipular para su beneficio.
Ahora, por el contrario, si tus hijos te ven donando dinero o tiempo a una institución de ayuda, necesariamente verán que ayudar es lo correcto.
Si cometes un error o dices una mentira, pero luego te disculpas, explicas y enmiendas, verán que su padre/madre es una persona que reconoce y enfrenta las consecuencias de sus actos.
Si tus hijos ven que jalas a toda la familia a trabajar en equipo para poder comprar un mejor auto, los chicos entenderán el valor de la familia y que las cosas en la vida no son gratis, que hay que trabajar mucho.
Ser coherentes con tus propios valores y tomar el tiempo para explicar y llevar de la mano, parecen ser acciones en decadencia.
Y no, el ser buenas personas no significa que pasarán por encima de los niños. Se trata de enseñar inteligencia para saber enfrentar a la gente difícil, a los corruptos y a los malintencionados. La gente buena es la que le da valor y balance a la vida. ¿No creen que necesitamos más?
A los niños debemos enseñarles a comprender la compasión, a compartir y a trabajar en equipo. Esa enseñanza requiere comprensión y mucha disciplina por parte de los padres.
El daño que nos hemos hecho a nosotros y al ecosistema no sanará hasta que podamos hacer que nuestros pequeños vivan de manera ética.