Un buen día estabas curioseando por la computadora (ordenador) o móvil de tu hijo y te percataste que dejó abierta su sesión de Facebook. Sentiste curiosidad y decidiste dar un vistazo.
El instinto paternal te decía que habían cosas que no encajaban en la conducta de tu hijo. Había algo raro. Así que con esta oportunidad frente a ti, la aprovechaste.
Y diste con algo que te impactó. Algo que hizo que el estómago te diera mil vueltas. Encontraste sus mensajes privados de amor y fotos sexuales con su pareja del mismo sexo.
Primero sentiste confusión y un millón de ideas te golpearon al mismo tiempo. Luego llegó la negación que se convirtió en rechazo.
Hiciste lo posible por que tu hijo dejara de ver a su pareja. Le dijiste que era mala influencia, pensando en que sólo es una etapa y que ya pasará. Lo castigaste. Le dejaste de hablar. Le cerraste la cuenta de Facebook. Viste cómo todo esto desencadenó sufrimiento en él, pero no te importó. Presenciaste cómo su mundo se resquebrajaba, pero sentías que tu ira estaba justificada.
Sin embargo a los días te enteraste de que en la escuela lo seguía viendo. Y ahora sientes desesperación y no sabes qué hacer.
Bueno, pues si estás leyendo al Chocobuda, con toda seguridad no encontrarás lo que quieres escuchar. Eso me convierte en un ser diabólico 😀
Primero y más importante. MUY IMPORTANTE. Necesitas entender y abrir mente-corazón a la realidad de que tu hijo ya ha definido su orientación sexual. Prefiere las parejas de su mismo sexo.
No es una «etapa». No es algo que se quite después y tampoco está experimentando. No es curiosidad.
Es la naturaleza y la evolución funcionando. Eso está bien. En este mundo habemos todo tipo de personas y la homosexualidad es sólo un aspecto más de la vida. Existe en todas las especies animales y nosotros sólo somos una especie más de mamíferos.
Tu hijo/hija es una persona completa, compleja y capaz formar sus propias relaciones.
El problema no es (y nunca será) la sexualidad de tu hijo. Él/ella es quien es, una persona maravillosa que está despegando el vuelo.
El problema es qué tanto te opongas a la realidad, porque tu resistencia es lo que ha generado infelicidad a tu hijo/hija… ¡y a ti!
Tu hijo quiere estar con su pareja. Quizá la necesite para sentirse bien y hasta haya amor de por medio. En la adolescencia es cuando comenzamos a experimentar el amor de pareja y nunca es fácil.
No existe problema alguno con la sexualidad de tu hijo/hija. Pero pobre, debe estar entre la espada y la pared porque obvio, le estás prohibiendo ver a su pareja con el mensaje oculto de: no te quiero gay porque eso es malo. Le estás obligando a ocultar y avergonzarse de su sexualidad.
Créeme, eso le hará mucho más daño que cualquier bullying en la escuela. Por un momento ponte en sus zapatos y verás el terror que le puedes hacer pasar si te aferras a tus ideas y lo quieres cambiar.
Cosas que debes detener en este momento: condenar su sexualidad. Dar castigos. Dejarle de hablar. Deja de buscar una «cura» porque no padece enfermedad alguna.
Si no paras estas acciones solo le alejarás de ti y ¡ahora más que nunca que te necesita a su lado!¡No cierres la puerta!
Tu hijo/hija es quien es y es un ser maravilloso. Su sexualidad es sólo suya, pero tú puedes ser su guía y generar un lazo de amistad que jamás habías pensado.
A nadie nos educan para ser padres, pero en mi experiencia, la información siempre es clave para saber manejar estas situaciones. Busca libros y artículos que te ayuden a entenderlo. Lee y consulta con todas las fuentes de información posibles.
Pero lo más importante: acepta a tu hijo como es.
En el budismo zen no hay hombres ni mujeres; hay personas, iguales y capaces de cosas maravillosas. Tu hijo/hija es alguien que puede dar mucho al mundo.
Ayúdalo/ayúdala a convertirse en adulto contigo a su lado, como amigos. Como aliados. COMO FAMILIA.
Si aceptas la realidad y abres tu corazón, tendrás un hijo/hija feliz y con orgullo de quién es; y le habrás dado las herramientas adecuadas para ser un adulto realizado.
La sexualidad de tu hijo/hija es un problema que empieza y termina en tu cabeza. Suelta los prejuicios y ama a la persona. Ambos serán muy felices así.
Las cosas se pueden poner muy bien. Es cuestión de aceptar y entender.