La Señora Impermanencia siempre está dispuesta a darnos lecciones fuertes, cuando más las necesitamos. Justo cuando pensamos que todo está en orden, la enfermedad se manifiesta cerca de nosotros.
A veces es uno quien se enferma y hay que recibir ayuda. Otras veces son personas a las que queremos y entonces hay que brindar ayuda. Cualquiera que sea el caso, todos los seres nos enfermamos.
En la práctica Zen creemos en que la felicidad personal depende de la ayuda que demos a los demás. Entre más ayudas, más en paz está uno con la vida.
El problema es que no podemos ayudar si la persona no quiere o no sabe cómo pedir ayuda. Es el caso con las personas atravesando el infierno de la adicción, por ejemplo. Uno puede darlo todo para ayudar, pero si la persona no quiere ser ayudada, no hay mucho por hacer. Tu ego te pide cuidar, pero el ego de la persona podría no estar de acuerdo.
Y cuando imaginamos lo que la persona debería estar haciendo, pero la realidad nos muestra otra cosa, nace en nosotros un sentimiento muy fuerte de frustración que nos pone a la defensiva. Esto, claro, nos lleva a no tener la mente clara para ver las necesidades del paciente.
Los pacientes con enfermedades fuertes como cáncer, requieren dedicación especial porque nosotros como cuidadores necesitamos:
1. Meditar
Ahora más que nunca necesitas tu práctica de meditación para estar con la mente clara y el corazón dispuesto a la compasión. Si no meditas, absolutamente todo el proceso de brindar ayuda será un motivo para que sufras.
2. Respetar la inteligencia de la persona
Ser condescendientes o tratar al paciente como si padeciera de sus facultades mentales, solo creará enemistad y resistencia. Hay que respetar por completo la inteligencia de la persona y no caer en conductas que nos hagan expresar lástima. Necesitamos tratarla con normalidad y amabilidad por sobre todas las cosas.
3. Entender que la persona está sufriendo
A parte de los dolores físicos, la persona con cáncer tiene miedo y se siente traicionada por la vida. Esto hace que sus pensamientos siempre estén nublados y, con frecuencia, tienden a estar enojados. Hay que desarrollar un corazón abierto y paciente para poder estar a su lado. Hay que hablar solo cuando es necesario y siempre escuchar con atención.
Con frecuencia las peticiones de ayuda están ocultas en groserías y furia. Recuerda: nunca es personal, así que no veas los posibles ataques como algo dirigido a ti exclusivamente.
4. Entender que la persona está cambiando todo el tiempo
Hay días buenos, días malos para una persona con cáncer. A veces el dolor es sutil, pero continuo, lo que resulta en ira o tristeza que parecen venir de la nada. Estos días definen cómo piensa y cómo habla. Igual, hay que dar todo el cariño y paciencia… dejando de lado los intereses personales.
5. Estar presentes y siempre dispuestos
No podemos forzar a alguien a que acepte la ayuda. Entonces nos mantenemos ahí, escuchando, estando. Y cuando la oportunidad se presente, saltamos a la acción.
6. Documentarnos
La tristeza y la emoción hacen que la gente olvide esta parte, pero si quieres ser de utilidad, necesitas leer LIBROS de papel sobre la enfermedad y sobre primeros auxilios. ¿Por qué libros? Porque los videos de YouTube no te llevarán lejos. Si consultas con familiares y amigos igual de desinformados que tú, puedes convertirte en un peligro para la persona enferma. Entre más conocimientos reales, científicos tengas sobre la enfermedad, tendrás más elementos para ayudar cuando la situación surja.
7. Crear una red de amistad
La persona con una enfermedad fuerte, siempre afecta a la gente al rededor. Si están todos aislados, nadie será útil a la hora de prestar ayuda. Hay que estar en contacto con la familia, con los amigos. Hay que estar en buenos términos y deslavar los egos, porque entre todos deben ayudarse para poder asistir al paciente.
8. Cuidar tu salud física, mental y espiritual
Este punto está más que claro. Si no te cuidas a ti misma, no estarás en capacidad de ayudar a nadie. Con respecto a la espiritualidad, el Budismo Zen te puede dar cobijo y paz, es cuestión de buscar su práctica.
Desde el punto de vista del Budismo Zen, brindar ayuda a una persona enferma es complejo, pero no imposible. Necesitamos crean en nosotros la actitud de los samurai: No esperes nada, pero prepárate para todo.
El Buda Azul de la Medicina nos inspira para cuidar la salud de todos los seres vivos.
La única palabra que debe definir tus esfuerzos para brindar atención a alguien es: amor.