Vivimos en una era en la cual la religión ha perdido su poder, una era en la que el pensamiento científico parece no tener contrapeso. En esta situación, las explicaciones racionales que proporciona la investigación científica para los fenómenos que nos rodean, son convincentes, y ya no nos podemos sentir satisfechos con las explicaciones espirituales que tuvieron un papel tan importante en el desarrollo de la civilización occidental hasta el siglo dieciocho.

La ciencia ha iluminado tantos de los rincones que permanecieron desconocidos para nuestros ancestros, que el punto de vista espiritual ya no nos satisface y nos inclinamos cada vez más, hacia el en foque científico.

Pero la creencia en la ciencia, que corresponde a una visión materialista del mundo, no nos puede satisfacer como una explicación cabal de la realidad, pues es unilateral. La ciencia puede explicar el cómo, pero no el por qué. La ciencia no nos puede brindar una base ética o moral para vivir nuestras vidas cotidianas.

En esta situación muchas personas sienten que han perdido su camino. No pueden encontrar una creencia a seguir. La ciencia no es suficiente para satisfacer su necesidad de una guía moral.

Las religiones tradicionales han perdido la credibilidad ante la evidencia del descubrimiento científico. No encuentran ninguna pauta en la forma en como la vida se nos presenta, y la sensación de desesperanza es creciente.

Hoy en día en Japón, la mayoría de las personas no creen en ninguna religión. Quizás esto parezca extraño para la gente de otros países, pero es verdad. La religión nacional “Tennosei” o veneración al emperador, una religión que significó por un lado manipulación política y por el otro, fanatismo, pereció junto con la derrota de Japón en la Segunda Guerra Mundial. Desde entonces la mayoría de los japoneses han seguido la vía del materialismo y se han esforzado por reconstruir una sociedad próspera y confortable. Sin embargo, esta falta de creencia religiosa está complicando cada vez más a los jóvenes japoneses.

Yo nací en 1919 y también crecí en un período en el que la gente carecía de convicciones religiosas fuertes. Me sentía insatisfecho como adolescente y constantemente estaba agobiado con preguntas como “¿Cuál es la verdad?”, “¿Qué es la religión?”, “¿Para qué vivimos?”.

En mi búsqueda me dirigí al Sintoísmo, luego al Cristianismo y al Marxismo, pero no pude encontrar las respuestas que quería. Buscaba respuestas idealistas y materialistas, pero ninguna me convencía.
Luego conocí al Maestro Kodo Sawaki, un famoso monje budista. Su enseñanza me impresionó fuertemente. Decía que tanto el idealismo como el materialismo estaban errados. Que ambas, derecha e izquierda, estaban equivocadas. Él decía, además, que la verdad que enseña el Budismo es la vía media entre las dos y que para encontrar esa vía media, el Budismo nos insta a practicar Zazen. Desde entonces comencé a practicar Zazen y asistí a las charlas del Maestro Kodo Sawaki durante algunos años.


Del libro Introducción al budismo y a la práctica de Zazen, por Gudo Wafu Nishijima.