El miedo es una emoción muy útil porque es la que nos pone a salvo del peligro. El problema es que cuando el ego la comienza a manipular, se sale de control.
A menos que te esté persiguiendo un mamut o un dientes de sable, todos nuestros miedos modernos están basados en basura de los medios de comunicación y redes sociales, o en la pérdida de algo egocéntrico de la sociedad de consumo.
Por ejemplo, la pérdida de estatus, de bienes materiales, de poder, de dinero. Todo ello es chatarra a la que se abraza el ego y produce pesadillas cuando nos imaginamos sin ello.
El miedo no solo hace la vida se ponga miserable. Cancela la inteligencia y nos vuelve muy fáciles de manipular por alguien más.
El miedo es el resultado de una mente sin control que pide a gritos una práctica espiritual. Además de que tienes demasiado tiempo en tus manos para pensar en ti y en cómo el universo no te ha dado lo que crees merecer.
Pensar en uno mismo es lo que no hacemos en el Soto Zen, porque es la puerta al sufrimiento. Entrenamos la mente en Zazen, pero además tomamos acciones compasivas para ayudar a los demás. ¿Por qué?
Porque todos los miedos se extinguen cuando practicas compasión y generosidad. Si tienes miedo por las noticias del mundo, por la cháchara en redes sociales o por un programa de televisión, es tiempo de desconectarte y comenzar a vivir con compasión.
Deja de mirar la tele por unos meses. Suelta redes sociales y mejor toma libros. Únete a una ONG para ayudar a los demás. O solo ayuda a las personas en tu comunidad. Verás que los miedos se desactivan y la vida se pone linda.
Como siempre, no me creas nada. Solo soy el mentiroso más grande del mundo. Te reto a que me desmientas. Pon lo que he dicho en práctica para darme una lección. No es posible que yo me salga con la mía.