El miedo es una emoción primitiva que es muy útil para motivarnos a estar a salvo del peligro. La compartimos con muchos seres vivos, pero en el humano se torna en un demonio difícil de vencer.
Esto es principalmente porque vivimos con la ilusión del Yo y no sabemos romper esta atadura. Entre más seguros estamos de que nuestra personalidad es real, el miedo a no-ser lo que hemos construido o a perderlo todo, jamás se detendrá.
La raíz de muchos estados de ánimo poco hábiles es el miedo. Por miedo nos convertimos en personas iracundas, agresivas, acumuladoras, celosas y hasta envidiosas.
Al tener miedo indomable, hacemos atrocidades de magnitud histórica y atentamos contra la civilización. Solo para darnos cuenta de que el miedo no se extingue, sino que aumenta.
Es triste ver que muchísimas personas en el mundo jamás logran liberarse del miedo. Pero desde el punto de vista del Budismo Zen, hay mucho que se puede hacer.
El Buda era una persona que vivía sin miedo alguno, a pesar de estar en constante asedio por personas que tenían miedo del Dharma y querían matarlo. Su valor es recordado en todas las imágenes donde lo vemos en Abahya Mudra, la postura de manos del no-miedo.
Shakyamuni nunca se doblaba ante las amenazas. Al contrario, dejaba ser parte de la sangha a aquellos que querían dañarlo. Y en muchos casos, los enemigos se ordenaban como monjes. ¿Cómo lo lograba? Al vivir con un ego bajo control, practicando con las herramientas que nos ofrece la espiritualidad budista, es muy posible disminuir el miedo.
Cuando estudiamos Budismo Zen aprendemos distintos conceptos que, si los aplicamos a nuestra experiencia, el resultado es la liberación de todos los temores. Entre ellos podemos mencionar:
Anatta, lo que eres es solo un constructo
Tu personalidad, lo que eres, tus gustos y tus miedos; todo es una construcción que has creado a lo largo de tu vida. La enseñanza de Anatta nos dice que no hay tal cosa como un YO, pues es intangible y es solo narrativa.
¿Y si en lugar de contarte cuentos de terror, los cambias por cuentos de compasión y gratitud?
Vacuidad
Si observas con toda calma y honestidad, la mayor parte de tus miedos son solo pensamientos. Y los pensamientos solo ocurren en tu cabeza. No tienen sustancia y comparten la misma naturaleza que el vapor. Se esfuman.
Tus pensamientos, aunque parezcan muy importantes, no lo son. Si los atesoras y les agregas historias de YO, crecen sin control al punto de que ya no son manejables.
Entender la vacuidad nos ayuda a ver nuestra propia naturaleza y a soltar los pensamientos con los que nos causamos daño.
Gratitud, compasión y generosidad
Una persona que vive alimentando sus miedos y creando nuevos, es alguien que tiene demasiado tiempo libre. Como no tiene ningún interés en colaborar con la vida, le sobran horas del día para atormentarse.
En cambio, alguien comprometido con la práctica Zen entiende que cualquier oportunidad para agradecer, conectar con los demás y trabajar por el beneficio de todos los seres; es la vía para bajar la intensidad del YO y alejar los miedos para siempre.
Zazen
Cuando nos sentamos en silencio e inmóviles, es posible convertirnos en espectadores de la mente, no en protagonistas. Esto es vital para el Zen porque sabemos que es posible soltar todo aquello con lo que nos lastimamos.
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Por supuesto este artículo jamás podrá ser un sustituto de una práctica disciplinada en una sangha y de la guía de un maestro. Pero si vives con miedo y no tienes una sangha cerca, puedes comenzar investigando lo que ofrece el budismo, leer muchos libros y comenzar a sentarte en Zazen. No te arrepentirás.