El ego inflamado y fuera de control es la principal razón por la que no podemos sentir compasión por uno mismo. Esto es un grave problema para la humanidad porque hemos construido una civilización basada en el culto al ego. ¡Lo hacemos todo para que el ego esté cómodo y mimado!
Pero habemos muchos que tomamos la ruta contraria. Hacemos lo posible para disminuir nuestra importancia en el esquema de la vida. Convertimos el ataque a uno mismo en un estilo de vida del cual es muy difícil salir. El sufrimiento que resulta es tan grande que ni siquiera podemos buscar la salida.
La práctica Zen nos ayuda mucho a entender que el ego es tan solo una colección de narrativas a las que nos aferramos. Es posible cambiar las cosas y tratarnos con cariño, pero es necesario comprender un concepto esencial para el budismo y las escuelas que se desprenden del Mahayana: todos los seres vivos somos Buda.
—
Para saber cómo ser una persona compasiva y con amor propio, pronto comenzará un taller de autocompasión. ¡Aún hay lugares!
—
¡No trates mal al Buda!
Y el Buda es nuestro maestro. Lo admiramos, estudiamos su filosofía y conectamos con él a través del respeto y el amor a alguien que nos abre la puerta para dejar de pasarla mal en la vida.
Dogen Zenji, el creador del Soto Zen, decía:
Cada persona posee naturaleza búdica. [Monjes,] No se traten mal.
Si entiendes que eres un Buda en desarrollo y el Buda es tu maestro, ¿tratarías mal a alguien que quiere que salgas adelante y que vivas feliz? No. Todo lo contrario.
El Buda en ti es enorme, amoroso y compasivo. Es el mejor maestro que puedes tener. No hay razón para tratar mal al Buda. No hay razón para que te trates mal.
También Master Dogen decía:
Los Budas primordiales están diciendo: no actúes de forma incorrecta. Hacer todo tipo de bien de manera sincera, aclara tu mente. Esta es la Enseñanza de todos los Budas.
El Zen es la vía de la compasión universal. Tratamos bien a todos los seres vivos porque sabemos que eso hace que la vida pueda seguir adelante.
Tú eres solo un ser vivo más, un Buda. Si comienzas a tratarte con respeto y cariño, estás siendo un ser amoroso y valioso para la vida. Todos esos sentimientos terribles que vienen de la no-compasión por ti, se deslavan. Se esfuman como el vapor cuando tu prioridad es la compasión a todos los seres.
La compasión por uno mismo no es un acto de egoísmo, sino de sabiduría. Es aceptar al Buda en tu corazón. Al reconocer nuestra naturaleza búdica, nos liberamos de las ataduras del ego y nos abrimos al amor incondicional.
Este momento eres tú en armonía con el cosmos
El Zen nos enseña a vivir en el presente, sin aferrarnos al pasado ni temer al futuro. Detiene en seco la autocrítica y las comparaciones. Nos da la oportunidad de experimentar paz y satisfacción que brotan de nuestro interior.
No se trata de negar nuestros problemas o sufrimientos, sino de aceptarlos con ecuanimidad y transformarlos en oportunidades de crecimiento.
Practicar Zen es practicar la compasión por uno mismo y por todos los seres, y realizar la verdad de que todos somos Buda.